Aerovías Cóndor de Colombia – Aerocóndor

Capitán Germán Olarte Flórez
Aerotransportes Casanare S.A - AEROTACA

  La adquisición más ambiciosa de la compañía fracasó al entrar Aerocóndor en una seria crisis financiera y atrasarse en cuatro mensualidades por el A300, que según el contrato de diciembre de 1977, podrían ser contabilizadas como aportes para la adquisición definitiva del avión. Los abogados de Airbus viajaron a Colombia en marzo de 1979, con el fin de negociar con los funcionarios de la compañía el retraso de los pagos. Su punto de vista fue que para respetar el contrato de leasing (arriendo que podría transformarse en compra), Aerocóndor debía pagar de inmediato las cuatro o cinco cuotas atrasadas o entregar una garantía del Gobierno. Los dos caminos fracasaron y el avión, que fue matriculado provisionalmente como f-odju, fue retenido en Miami y tuvo que ser devuelto el 17 de abril de 1979. La directiva de Aerocóndor, encabezada por Pertuz, dijo que la situación insostenible a que se había llegado y que obligó a la devolución del Airbus tuvo su origen en la negativa del Gobierno a las solicitudes de la aerolínea para operar varias rutas internacionales, entre éstas la de Londres.
 
A300B4  F-ODJU 
F-ODJU, A300B4, recuperado por Airbus en Toulouse (Francia) a medidos de 1979. El avión fue ofrecido en leasing o en venta por un valor de 35 millones de dólares.
En 1981 fue adquirido y puesto de nuevo en servicio por la aerolínea francesa Air Inter.
Foto: Colección de Camilo Luengas.
 
  Coincidió con la devolución del Airbus la reestructuración accionaria de la compañía, al tiempo que un grupo de inversionistas de la Guajira adquiría la mayoría de las acciones. El nuevo presidente de la empresa, Jaime Iguarán Campo, al hacer el anuncio de la devolución del A300, reconoció también que la aerolínea estaba atravesando por una seria crisis financiera, pero no tan grave como para entrar en quiebra. También se manifestó entonces que por decisión de la nueva junta directiva se entró en una reestructuración, pues como venía siendo manejada la compañía, no se estaban cumpliendo sus objetivos estatutarios. Se descubrió que Aerocóndor estaba atrasada en el pago de recientes compromisos en dólares en el exterior. Dentro de estos compromisos se contaban los pagos atrasados por el arrendamiento del Airbus A300. 

  En mayo de 1979, Aerocóndor anunció que junto con Avianca pediría al Gobierno un aumento de tarifas, ya que la operación no era rentable.   Superada una nueva crisis financiera y administrativa, Jaime Iguarán, como presidente de la junta directiva, sostuvo nuevas negociaciones con American Airlines para comprar cuatro aviones Boeing 720 ó 707. También se habló de volver a traer el Airbus A300.  La Aeronáutica Civil le aprobó nuevas rutas a Panamá, Maracaibo y Montreal. Se propuso reponer el servicio con Electras a Pereira, aumentar las frecuencias a Barranquilla y abrir nuevos servicios a Santa Marta, Riohacha y Sincelejo. Entre tanto, se inauguraron los servicios a Cúcuta y un vuelo directo entre Cartagena y Miami.  Para finales del año, Aerocóndor había recuperado el liderazgo en el transporte de carga tanto nacional como internacional. Se calculaba que se transportaba el 80% de las flores a los mercados estadounidenses por la vía de Miami.

Aerocóndor 
Publicidad El Tiempo.
Imagen: Cortesía de Jaime Escobar.
  Cabe anotar que ya para 1979 la próspera Aerotal se perfilaba como la nueva competidora en las rutas troncales junto con Avianca y Sam.

  Las nuevas negociaciones con American Airlines para la adquisición de nuevos equipos no progresaron. La situación financiera de Aerocóndor no mejoró durante 1979; en cambio, empeoró notoriamente. Además, los primeros signos de malos manejos fueron detectados en ese mismo año,  durante  una visita a las oficinas en Barranquilla que hicieron los funcionarios de la Superintendencia de Sociedades, los cuales encontraron múltiples irregularidades en el sistema contable y las cuentas bancarias, carencia de inventario y anomalías en el manejo del capital. También se descubrió que la compañía llevaba en Colombia una contabilidad que no incluía deudas contraídas en su base de Miami. A finales del tal año, a medida que se agravaba la situación financiera, el mantenimiento en algunos aviones empezó a decaer por falta de repuestos, ya que se dejó de pagar a los proveedores en los Estados Unidos; éstos, en consecuencia, retenían los recambios. De tal suerte se llegó al punto de tener que intercambiar distintas piezas entre los aviones para poder operar. Así mismo, en esos meses uno de los Boeings 707, el HK-1942, finalizó su vida útil en San Andrés por la rotura de la viga central, por lo cual fue trasladado a Barranquilla, donde fue retirado de servicio.

 
 
Tiquete 
Tiquete, agosto 1979.
Imagen: Cortesía de Óscar Gutiérrez cedida a Jaime Escobar.    

  A comienzos de 1980, los trabajadores de Aerocóndor veían que el fin se acercaba; sin embargo, algunos tenían la esperanza de que la compañía se salvara. Gran parte del personal de logística comercial y de atención al cliente que trabajó con la aerolínea durante muchos años fue removido para vincular personas de la Guajira sin experiencia, lo cual generó graves falencias en estas áreas. El deterioro financiero de Aerocóndor tocó fondo en abril de 1980, cuando se cumplieron seis meses de reportar perdidas.

 
  En ese mismo mes la Superintendencia de Sociedades Anónimas había autorizado una refinanciación de Aerocóndor por intermedio de sus acreedores, pero estos no lograron llegar a un pleno acuerdo con los accionistas de la empresa.
 
   El 24 de abril de 1980 marcó definitivamente el principio del fin de Aerocóndor. El Gobierno Nacional, por medio de la Superintendencia de Sociedades, declaró la disolución y ordenó la liquidación de la compañía.  Aerocóndor continuaría operando cuando pudiera cancelar una deuda de más de mil quinientos millones de pesos. Más de un millar de empleados perderían el empleo. La Superintendencia adoptó tal decisión ante el mal manejo administrativo y financiero llevado a cabo por el grupo de accionistas encabezado por Iguarán. Los pasivos acumulados incluían obligaciones laborales, deudas a instituciones financieras, al Fondo Aeronáutico Nacional y en especial una deuda con Proexpo.

  Inmediatamente se citó a una asamblea extraordinaria de accionistas, la cual se llevaría a cabo el 22 de mayo en Barranquilla. Días antes, los empleados de Aerocóndor, ingenieros de vuelo y auxiliares y en especial los afiliados al sindicato de base, Sintracóndor, llevaron a cabo una marcha de protesta y solidaridad por las calles de la ciudad y le pedían al Gobierno la nacionalización de la compañía, como única fórmula para salvarla.  Al mismo tiempo se anunció una reestructuración interna, en la que serían cambiados los vicepresidentes ejecutivo, comercial y financiero. En la esperada asamblea se nombró a Gustavo Cárdenas Giraldo como gerente liquidador de la compañía, y siguiendo las directrices de la Superintendencia, se propuso unir esfuerzos para trabajar conjuntamente con los acreedores y trabajadores para lograr un nivel de supervivencia de la empresa. Esta salida implicaba un saneamiento financiero eficiente.  Se presentó entonces un ambicioso plan de reestructuración que consideraba el cambio total de la flota de aviones por cinco unidades Boeing 737, que operarían en las rutas nacionales, de suerte que se enviaron varios tripulantes a entrenamiento en simulador de vuelo para este tipo de avión. Conviene anotar que Avianca había operado dos unidades Boeing 737 en las rutas secundarias y había encontrado inadecuado el equipo para ciertos aeropuertos. Este plan nunca se llevó a cabo.

  El gerente liquidador afirmaba que había gran interés del entonces Presidente de la República, Julio César Turbay, para sacar adelante la empresa.   La Presidencia de Aerocóndor se trasladó a Bogotá, donde se debían llevar a cabo la gran mayoría de las negociaciones con los acreedores y sus representantes. Se impuso un plan de austeridad y mano dura al desorden financiero y administrativo que reinaba en la compañía. Inclusive un alto funcionario fue privado de la libertad al ser sindicado de malversación de fondos.

 
Empleados de Aerocóndor en Eldorado.
Huelga de empleados de Aerocóndor en el aeropuerto Eldorado en 1980, los trabajadores portan pancartas algunas de protesta contra Jorge Barco Vargas, quien fue accionista y un alto funcionario de la compañía.
Foto: Archivo El Tiempo, cortesía de Camilo Luengas.
  La crisis financiera marcó el fin de Aerocóndor el 16 de junio de 1980, día en que se suspendieron definitivamente todos los vuelos, de orden del liquidador, ante la imposibilidad de seguir adeudando salarios y por la inseguridad que presentaban los aviones, a lo cuales ya no se les hacía mantenimiento por la situación financiera. Los pilotos hacían todo lo posible para que éstos siguieran operando. Uno de los Boeings 720-B, el HK-1973, había sido embargado en Miami, como respuesta a numerosas demandas existentes en el estado de la Florida. En dicha ciudad, el asesor de Aerocóndor, Jorge Barco, insistía en mantener en servicio la empresa, ya que, según él, el pasivo operacional era normal en esta industria.  Alfonso Cote, residente en esa misma ciudad, que con su grupo familiar contaba con el 90% de las acciones de Aerocóndor, no se pronunciaba al respecto.
 
  Los ocho aviones con que contaba Aerocóndor fueron paralizados en las instalaciones de Barranquilla, Bogotá y Miami.  Varios de ellos necesitaban reparaciones mayores para poder volver a entrar en servicio.  De los aviones, cuatro estaban hipotecados a Proexpo, dos al First National City Bank y otros dos eran arrendados de American Airlines.  El liquidador se quejó de la falta de interés del Gobierno ante esta quiebra y anotó que el perjuicio de dejar cesantes a 1300 empleados traería gran malestar y serios problemas sociales.

  El liquidador dio a conocer un nuevo plan por cuyo medio desaparecería definitivamente la antigua Aerocóndor y bajo una nueva razón social que cubriera los activos comenzarían de nuevo las operaciones.  La empresa suspendió la venta de pasajes, y aquellos pasajeros que tenían boletos vigentes fueron transportados por otras aerolíneas o recibieron los reembolsos correspondientes.

Capitán Germán Olarte Flórez
Aerotransportes Casanare S.A - AEROTACA

3 Comentarios

  1. Gonzalo Alberto Miramón M septiembre 15, 2020 Responder
  2. Gonzalo Alberto Miramón M septiembre 15, 2020 Responder
    • Alcira Gomez abril 3, 2021 Responder

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