La historia de Logan Flood: una verdadera historia de superación aeronáutica

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Relatos de Vuelo: Hielo en el Carburador
El suceso que alteraría, sin reparo, la vida de Logan Flood se suponía iba a ser un vuelo de carga ordinario y temprano en la mañana.

El trayecto desde Lincoln, Nebraska, a la población rural de Valentine, en un Beech 58 Barón, tenía lugar cada miércoles en la mañana, y para las tripulaciones de Silverhawk Aviation, la entrega de insumos médicos significaba un despegue a las 5:30 a.m. hacia la fría oscuridad del invierno para un relativamente corto vuelo de 90 minutos. Pero para Flood, en ese entonces un instructor de vuelo, el viaje era un paso más hacia su meta de convertirse en un piloto de aerolínea.

 
 

 

En 2001, con 22 años y recién graduado de la Universidad de Nebraska, Flood volaría en la silla derecha del Barón en el primer tramo del viaje, un vuelo charter de carga. Luego, cambiaría al asiento izquierdo para el vuelo de vuelta a casa y agregaría unas cuantas horas más, a su total de 45 en multimotor, como piloto al mando. Luego de unos vuelos más de familiarización, empezaría a realizar dichos vuelos por su cuenta.

Logan Flood Antes del Accidente

Logan Flood Antes del Accidente

Flood también apreciaba el hecho de volar con Rajagopal Samasundaram, de 29 años, un muy respetado piloto corporativo e instructor de vuelo que vino a Nebraska desde Singapur. 

“Raj era uno de los mejores pilotos que teníamos”, dijo Flood. “Yo solo tenía unas cinco horas en el Barón, Raj tenía cientos – así que Yo sabía que podía enseñarme muchas cosas”.

Los dos se lanzaron hacia la niebla de la mañana, y muy pronto empezaron a acumular rastros de hielo a su altitud de crucero de 6.000 pies. Un frente frío estaba pronosticado para llegar más tarde ese día, pero los pilotos esperaban terminar su vuelo bien adelante del fenómeno.

 “Era escarcha de hielo leve”, dijo Flood.

 “Cada vez que accionaba los inflables anti-hielo, caía sin problemas”.

Ascendieron a 8.000 pies, pero la situación no mejoró. Escucharon entonces el ASOS (Automated Surface Observing System – Sistema Automatizado de Observación en la Superficie) en su destino y reportaba lluvia congelada – un grave peligro para el avión. El Barón que estaban volando no estaba certificado para volar en dichas condiciones de hielo y los pilotos inmediatamente alteraron su plan.

“No vamos para allá”, dijo Samasundaram. “Dile al ATC que nos estamos desviando a Ainsworth”.

Ainsworth, un aeropuerto no controlado, estaba atrás de ellos en la ruta que habían volado. A unos 45 minutos en carro desde Valentine, los trabajadores del hospital podrían conducir hasta el aeropuerto y recoger los insumos médicos.

La meteorología en Ainsworth era mejor: techo de unos 800 pies y buena visibilidad debajo de las nubes. Había un VOR en el campo, y una aproximación de no precisión permitía que las llegadas IFR descendieran hasta 500 pies por encima del terreno lleno de granjas.

Mientras iniciaban la aproximación VOR a la pista 17 de Ainsworth, el hielo empezaba a ponerse más denso y el parabrisas del Barón se volvió totalmente opaco. Escuchando el ASOS de nuevo, los pilotos se dieron cuenta de un reporte de lluvia helada y bruma. Sin embargo, estaban saliendo de las nubes y podían ver las luces en el suelo. Continuaron su aproximación esperando lograr aterrizar, tan pronto como fuera posible, su avión cubierto de hielo en la pista de Ainsworth.

Flood activó el sistema de alcohol del parabrisas y observó el fluido anti-hielo gotear hacia atrás y sobre los lados de las ventanas. El flujo paró cuando el alcohol se acabó, pero la lámina de hielo estaba todavía aferrada al parabrisas.

El tren de aterrizaje del avión estaba abajo. Pero el Barón estaba tan cargado de hielo que no podía mantener la altitud, incluso con full potencia de sus dos motores de 285 caballos de fuerza.

“Yo sabía que estábamos en problemas”, dijo Flood.

El indicador To/From, en el VOR, dio vuelta mientras el Barón cruzaba encima del aeropuerto y los pilotos podían ver las luces de la pista pasar debajo de ellos. En vez de elevarse de nuevo hacia las nubes de hielo, Samasunduram inició un viraje izquierdo para circular de nuevo hacia la pista 17. Mantendría la pista a la vista a través de la ventana, libre de hielo, del lado izquierdo.

El fuego consumió el avión luego del accidente

El fuego consumió el avión luego del accidente

“Sentía el fuselaje temblar”, dijo Flood. “Estábamos entrando en pérdida”.

El avión estaba en un giro suave hacia la izquierda y pasando justo encima de la casa de un granjero cuando el vientre cayó. Eran las 7:04 a.m., y el sol estaba todavía debajo del horizonte. Flood podía ver un campo de maíz cosechado, con filas de tallos cortados, debajo del avión.

“Recuerdo oír las hélices chocar contra el suelo congelado”. “Es lo último que recuerdo antes del impacto”.

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