Qantas avanza en vuelos experimentales de ultra largo alcance

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Boeing 787-9 de Qantas con livery del centenario.

Después de décadas de anhelos, Qantas consigue algo que pareciera imposible: volar comercialmente el tramo sin escalas Londres (LHR) – Sídney.

Si bien se trata de un ensayo, el logro no es menor al conseguir el objetivo transportando más pasajeros y en menor tiempo con un consumo significativamente menor en combustible. Al igual que viaje Nueva York (JFK) – Sídney de octubre, este vuelo forma parte del “Proyecto Sunrise” y de una investigación que en conjunto apuntan a mejorar el bienestar de la tripulación y los vuelos pasajeros en los servicios de ultra larga distancia.

En 1989, Qantas conecta por primera vez Londres (LHR) – Sídney con un recién estrenado Boeing 747-400. Para conseguir la operación sin escalas, en esa ocasión transporta sólo 23 pasajeros en una distancia de 18.000 kilómetros con una duración de 20 horas y 9 minutos consumiendo 183.500 Kg. de combustible. Con un B787-9, repite la experiencia transportando a 52 pasajeros en 19 horas y 30 minutos, recorriendo menos distancia (17.300 Km.) y utilizando sólo 100.500 Kg. de combustible. Sin duda, un progreso significativo que refleja las capacidades de la nueva generación de aviones como de toda la industria de la aviación para proveer más y mejores formas de conectividad entre las distintas ciudades del mundo.

Qantas comenta que el vuelo fue programado a propósito aprovechando la entrega de un nuevo B787-9. En vez de volar ferry desde la fábrica de Boeing en Everett (Seattle) a Sídney, se decide llevarlo a Londres (LHR) para simular una de las rutas del “Proyecto Sunrise” que son el objetivo de la compañía. La operación desde la capital inglesa a la principal ciudad australiana considera el cruce por 11 espacios aéreos incluyendo Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Polonia, Bielorrusia, Rusia, Kazajstán, China, Filipinas e Indonesia antes de cruzar la costa australiana cerca de Darwin, siguiendo hacia el sureste de Australia hasta Sídney. “Todas las emisiones de carbono fueron compensadas”, destacan desde la línea aérea.

El “Proyecto Sunrise” es clave para el siguiente nivel de rutas que busca la línea aérea con el fin de reducir el “aislamiento” de su país con el resto del mundo y proveer la mejor conectividad a sus pasajeros mediante operaciones aéreas comercialmente viables. Volar sin escalas desde distintos puntos de Australia como Sídney o Melbourne a Londres (LHR) o Nueva York (JFK) son algunos ejemplos, así como mejorar la conectividad con África y con Sudamérica. Por ahora, Santiago todavía tiene un rol destacado y quizás hasta indispensable, pero de resultar estos vuelos podrían permitir llegar sin problemas a ciudades como São Paulo (GRU), Río de Janeiro (GIG) o Lima, entre otras, donde la firma australiana también puede acceder a oportunidades comerciales. Qantas ya ha manifestado su interés de llegar sin escalas a Brasil.

Santiago no forma parte del “Proyecto Sunrise” directamente. Sin embargo, la distancia –y duración del vuelo- más la nueva operación que se dará desde junio con el reemplazo del B747-400ER por los B787-9 los resultados que deriven de estos vuelos podrían tener incidencias positivas en lo que respecta a la experiencia de viaje. Mejoras en la configuración, diseños de cabina son algunos atributos que podrían verse beneficiados, además de alguna posible optimización en la ruta.

Los resultados de estos vuelos ensayo no sólo serán positivos para Qantas, sino que para toda la industria de la aviación. Desde Boeing, por ejemplo, ya destacan que este nuevo nivel de operaciones amplía la versatilidad del B787-9 facilitando a las líneas aéreas la conectividad de más pares de ciudades con vuelos sin escalas, en la que la economía del avión facilita la rentabilidad de las operaciones aéreas y con ello su sostenibilidad en el tiempo. Otras líneas aéreas podrían seguir el ejemplo de la australiana, ya sea por necesidad como por responder competitivamente, posibilitando vuelos que hoy no son viables. Un ejemplo de esto, están en algunas compañías asiáticas que buscan aterrizar en América Latina, pero por motivos operacionales, su alcance se limita a México por el norte. Cualquier otro país debe incluir escalas intermedias. Con el desarrollo de la tecnología se espera que la tendencia de vuelos de ultra larga distancia aumenten.

La capital chilena se encuentra en un lugar “poco privilegiado” en el planeta, lejos de grandes centros urbanos, políticos y económicos. Por su posición geográfica desfavorable, la aviación es una herramienta fundamental para la conectividad de las personas y el comercio, cuyas oportunidades aumentan a medida que crecen la cantidad de enlaces, frecuencias y pares de ciudades atendidas. Por lo mismo, los vuelos de ultra larga distancia capturan la atención para el mercado local, al igual que para otras ciudades sudamericanas.

Actualmente, Santiago tiene los vuelos sin escalas de mayor duración de las redes de Air France, Alitalia, British Airways, Iberia, Level y LATAM, todos por sobre las 12 horas de vuelo. Hasta antes del vuelo Perth – Londres (LHR), la operación de Qantas también estaría considerada. Con la llegada futuras de nuevas compañías, por ahora desde Europa, este escenario se mantiene.

Demostrando de que es posible operar vuelos de más de 19 horas, el desafío más inmediato está en la rentabilidad. Algunas líneas aéreas como Singapore Airlines intentan sortear las restricciones de carga de pago comercializando estas rutas con pasajeros Premium dispuestos a pagar una tarifa alta por un viaje directo y sin escalas. Por el momento, Qantas no tendría esa intención, pero no del todo descartable, especialmente en rutas selectas donde existe una demanda suficiente para volar caro, pero más directo. Así, dependiendo del precio que paguen, los 52 pasajeros quizás sean suficientes para dar viabilidad a los vuelos. Sin embargo, hasta que los fabricantes de aviones y proveedores de motores no consigan desarrollar tecnología suficiente, esta realidad limitaría los beneficios de estas operaciones para un número reducido de personas y para mercados con capacidad para sostenerlos, donde Latinoamérica -por diversos factores- pareciera no calificar.

Antes de fin de año, Qantas espera tomar la decisión qué ruta de ultra de larga distancia operar: Londres (LHR) – Sídney o Sídney – Nueva York (JFK). Independiente de la cual tramo sea el escogido, ninguno de estos se iniciaría hasta 2023. Por el momento la compañía mantiene en espera la decisión de su futuro avión para rutas de ultra largo alcance tras rechazar los proyectos de Airbus y Boeing debido a los altos precios en el desarrollo de nuevas variantes.

Artículo: Ricardo Delpiano – desdeSCL.com

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