Las primeras luces del día también dejan ver el avión nuevamente rodeado a distancia por un numeroso grupo de soldados y francotiradores apostados en las zonas verdes de la pista. Los guerrilleros entonces insisten en la necesidad de una nueva aeronave, según la prensa de la época, Aerotal en un hecho particularmente extraño, dado que tenia dos aeronaves estacionadas en CLO (un Caravelle y un 727) contacta a la compañía ACES y ofrece alquilar el HK-2541 (otro 727-100) que estaba parqueado en Palmaseca para que lleve fuera de CLO a los secuestradores y rehenes. En un confuso hecho, a las 07:55 ingresan al 727 dos pilotos y una auxiliar de vuelo. Al parecer hay un dialogo vía radio entre el 727 de ACES y el 727 secuestrado. Una hora después, desde el avión secuestrado solicitan el envió del bus de Avianca que ya había sido utilizado en la liberación del primer grupo de rehenes, para movilizar al comando guerrillero hacia el 727 de ACES, sin embargo de manera súbita los tripulantes de dicho 727 abandonan la aeronave y se frustra dicho proceso.
A partir de ese momento se inician una serie de negociaciones, probablemente con la intermediación del alto gobierno, que culminaron con el ofrecimiento por parte del industrial Carlos Ardila Lulle de prestar su avión privado, un IAI Westwind de matricula HK-2485 con capacidad para 12 personas, para que lo utilizaran, según palabras del magnate, “para lo que fuera conveniente”.
Al mediodía, con la intermediación de la Iglesia y de los Miembros de la Comisión de Paz, se logran enviar en una ambulancia alimentos y refrescos para los ocupantes del 727. En el momento en que la ambulancia se acerca al avión se vive otro momento de confusión cuando un hombre bajo la influencia de alucinógenos salta la reja perimetral del aeropuerto y alcanza con una de las escaleras utilizadas en el fallido intento de rescate la puerta principal del avión, el hombre golpea la puerta con violencia pidiendo que lo dejen entrar mientras que los socorristas de la cruz roja intentaban reducirlo bajo la mirada expectante de los militares y los guerrilleros adentro del avión. Una vez puesto en custodia dentro de la ambulancia entregan los alimentos y la ambulancia parte para luego regresar hacia las 13:00 horas adelante del Westwind, el cual se ubicó a unos 30 metros del 727.
Con ambos aviones en posición traen una escalerilla y empiezan a descender los pasajeros del avión secuestrado los cuales se forman entre las dos aeronaves en dos filas tomados de las manos formando una especie de corredor. Una vez conformadas las filas, uno de los miembros del M-19 se desplaza hasta el Westwind y verifica la normalidad en el interior de la aeronave, el resto del comando permanecía en el interior del 727 con la tripulación aun como rehén. Ante una señal del hombre que verificó el avión de Ardila Lulle, el resto del comando desciende en medio de las filas de rehenes y aborda el Westwind. En ese momento quedan libres los rehenes y de manera simultanea llegan 2 buses que son abordados por los recién liberados y dos camperos del Ejército que recogen a las tropas que permanecían alrededor del 727.