La fundación de esta compañía tuvo lugar el 5 de octubre de 1946 en la ciudad de Bogotá. El objeto social inicial de la compañía era el agenciamiento de compañías nacionales y extranjeras para el fomento y educación técnica de los pilotos y mecánicos de aviación en los Estados Unidos. Su capital social inicial fue de $100.000.00 pesos, el cual fue aumentado un corto tiempo después. El grupo de empresarios accionistas estaba encabezado por el señor Miguel Dumit y su primer gerente fue el señor Enrique Acero Pimentel.
Posteriormente, en noviembre de 1947, siendo gerente de la compañía Honorato Espinosa, se decidió solicitar a las autoridades una participación en el transporte de correo aéreo. Pero como era de esperarse, la participación no se logro, ante la influencia ejercida por Avianca para que no se le usurpara el monopolio. De igual manera, se pensó en la idea de operar comercialmente aviones anfibios, con el fin de llegar a las poblaciones mas apartadas de los Llanos Orientales y la Amazonía que no contaban con pistas o campos de aterrizaje. Seria una operación lejos de la influencia de Avianca, quienes pensaban que esta sería una operación improductiva. Efectivamente, para AIDA resulto ser una política bastante acertada. Para tal efecto se adquirieron dos aeronaves Consolidated PBY Catalina, el C-1000 y el C-1001.
Siendo nuevamente gerente don Enrique Acero Pimentel, AIDA adquirió el primer Douglas DC-3, el para el transporte mixto de pasajeros y carga. Habiendo sido pioneros en la ruta comercial a Leticia en plena selva amazónica con aviones anfibios, se estudió la posibilidad de utilizar la escala en esta población como punto intermedio en las rutas desde Bogota hacia el sur del continente. Se plateaba en esa época una estrategia de integración con Perú, Chile y Argentina, y se llegaron a plantear tres frecuencias mensuales. Esta ruta se extendería hasta Buenos Aires, pasando por ciudades en Perú y Chile. La otra ruta trans-amazónica se planteaba hacia Manaos y Pernambuco para llagar finalmente hasta Río de Janeiro, en ese entonces capital del Brasil. Desafortunadamente estos planes nunca llegaron a realizarse. Es de recordar que años más tarde este plan de integración fue impulsado nuevamente por el Gobierno Militar a mediados de los años 50 y el Lloyd Aéreo Colombiano efectúo varios vuelos de prueba en rutas similares, una vez inaugurada la pista de Leticia. A nivel internacional AIDA utilizando su equipo DC-3 realizó con alguna regularidad vuelos de pasajeros y carga entre Barranquilla y Miami con escala intermedia en Kingston con tarifas mas bajas que aquellas ofrecidas en ese entonces por Avianca.
A finales de 1947 se cambió la razón social a la de ASOCIACION INTERAMERICANA DE AVIACION – AIDA, lo cual quedo autorizado por medio de la Resolución 37 de ese año de la Aeronáutica Civil. Su capital social fue aumentado y entro un nuevo grupo de accionistas conformado por pilotos retirados de la Fuerza Aérea Colombiana, entre los que se encontraba el Capitán Gustavo Artunduaga. .
Además de los dos aviones Catalina anfibios y el primer DC-3, AIDA importó una segunda unidad, con el fin de ampliar la capacidad ofrecida. En febrero de 1948 se ofrecieron vuelos especiales a las localidades de Araracuara y La Pedrera, siguiendo la ruta por Puerto Leguizamo, a Leticia. El 14 de marzo se produjo un grave accidente de uno de los DC-3, el C-1002, cuando se precipito a tierra en la localidad de Cruces del Arrastradero, cuando regresando del Casanare, cubría la ruta entre Villavicencio y Bogotá. El avión estaba al mando de los Capitanes Ernesto García Gaviria y su hermano Jesús García Gaviria. En total perecieron los quince ocupantes del avión.
A raíz de los disturbios ocurridos el 9 de Abril de 1948, como resultado del asesinato del caudillo Jorge Eliezer Gaitán, y que desembocó en lo que en nuestra historia se denominó “El Bogotazo”, las oficinas principales de la compañía, localizadas en la Avenida Jiménez en pleno centro de Bogotá , fueron incendiadas y se perdieron todos los archivos y documentos. Días después, y por medio de avisos en los principales periódicos capitalinos, se logró que tanto acreedores como los deudores de la compañía aportaran documentos con el fin de reconstruir la contabilidad y parte de sus archivos.
La compañía continúo con su política de la no competencia con Avianca y se dedicó a operar en el oriente y sur del país y aportar a la colonización de la selva amazónica. Seguidamente se establecieron rutas regulares a las poblaciones donde ya se habían efectuado vuelos de exploración como lo eran Tres Esquinas, Puerto Leguizamo, La Pedrera, Araracuara y Leticia, desde Villavicencio y Bogota. Estas poblaciones se encontraban totalmente aisladas del centro del país y al operación regular de AIDA se constituyo en un verdadero servicio social.
Imagen: Colección de Jaime Escobar
Con el fin de obtener un mayor índice de utilización del equipo anfibio de aviones Catalina, se experimento con servicios desde Bogota a la laguna de Tota en Boyacá, ofreciendo a los pescadores aficionados tarifas especiales de fin de semana.
En 1956 se operaron servicios experimentales desde Medellín a Quibdo, utilizando las aguas del río Atrato como pista de acuatizaje, pero debido a las sequías en ciertos meses del año, era totalmente imposible operar la ruta. Se presentó el caso de que un Catalina, el 21 de marzo de 1956 tuvo que aterrizar de emergencia en el aeródromo Mandinga en la población de Condoto, ante la imposibilidad de acuatizar en las cercanías de Quibdo.
Más tarde y siguiendo la política de exploración de nuevas rutas y posibilidades, se realizaron bajo el auspicio del Gobierno, vuelos especiales al archipiélago de San Andrés, otro territorio totalmente aislado hasta entonces del resto del país. Este servicio se prestó hacia 1954, cuando la compañía ya empezaba a presentar quebrantos económicos considerables.
El 8 de diciembre de 1956 se estrelló un Catalina, el HK-133 en la localidad de Bojacá, mientras cubría la ruta de Bogota a Medellín y Quibdo. Junto con el Capitán Alfredo Cuellar, quien venia al mando de la aeronave, fallecieron 13 personas mas que se encontraban a bordo. Este accidente marco el principio del fin de la empresa. Los estados financieros eran cada vez más alarmantes y tras este fatal accidente, la situación fue muy precaria.
En enero de 1960, se presento un vuelo a Bahía Solano, al cual se asigno a los Capitales Luis Guillotti y Benjamín Sarta para efectuarlo. Sin embargo se le presento un inconveniente al Capitán Sarta y llamo a su amigo, el Capitán Antonio Eduardo García para que lo reemplazara. El Capitán Peñuela y el Capitán García siguieron volando el avión HK-1001 en varias oportunidades hasta que en un mal día, en un vuelo que se origino en Araracuara y que se dirigía a Villavicencio, se accidentaron a 4 millas al norte del Rio Guayabero y 45 al nordeste de El Refugio (hoy La Macarena) en el Meta. En el accidente pereció el Capitán Peñuela, junto con Armando Salcedo y cuatro pasajeros más que volaban ese día. Milagrosamente sobrevivieron al siniestro ocho personas, quienes bajo el liderazgo del Capitán García, lograron regresar sanos y salvos a la civilización. Ese día, el 15 de marzo de 1960, desapareció el último avión de la empresa AIDA.
AIDA fue definitivamente la pionera en los Territorios Nacionales y aportó al desarrollo económico y social de amplias regiones apartadas de la capital de la República, como fueron los Llanos Orientales, la Amazonía, la Orinoquía y el Archipiélago de San Andrés.