Las empresas iniciaron un proceso multimillonario de adquisición de aeronaves. Avianca y AeroRepública compraron aviones por un monto superior a los 6.500 millones de dólares, mientras otras, como Aires, están negociando nuevos aparatos para asumir el reto de viajar al exterior.
Pero las novedades no vinieron sólo por el lado de la inversión. El país modificó varios acuerdos aeronáuticos bilaterales que cambiaron por completo el catálogo de rutas del país. El más importante de ellos, el de Estados Unidos, que prácticamente duplicó las frecuencias entre ambos países y abrió la competencia a otras aerolíneas como Spirit, SAM, Aires y AeroRepública. Igualmente se cerraron acuerdos con España, que aumenta las frecuencias, y Bélgica, que deja abiertas las primeras rutas de pasajeros entre las dos naciones.
La directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Transportadores Aéreos Colombianos (Atac), Claudia Velásquez, no tiene dudas que 2007 fue realmente un año récord para el sector aeronáutico nacional. "Hubo cambios sustanciales. Se abrieron más los mercados de España y Estados Unidos, donde aumentaron considerablemente las frecuencias. Además está la incursión de las aerolíneas de bajo costo en Colombia con Easy Fly y el anuncio de la llegada de Spirit", explicó.
La razón de este ajuste es la política de mayor apertura liderada por la Aeronáutica Civil. La liberalización explica, por ejemplo, que la Aerocivil se haya decidido por eliminar el piso que tenían las tarifas, lo que ha permitido una reducción en los precios de los tiquetes, gracias a la mayor competencia.
Sin duda, los más beneficiados con todo este revolcón son los usuarios. Por ejemplo, en 2008 Avianca va a empezar a volar a Washington directamente y retomará sus rutas a Frankfurt y Londres en Europa. Además, ya aumentó sus vuelos a Los Ángeles, Nueva York y Miami. Lo mismo ocurrió con sus destinos a Lima, Santiago de Chile, Caracas y Madrid, este último, partiendo desde Cali.
Además hay ciudades que se empezaron a interconectar directamente con destinos fuera del país como Bucaramanga, Pereira y otras que aumentaron su conectividad internacional como Cali y Medellín.
Pero la apertura implica que otras compañías también se internacionalicen. Aires tiene ahora 33 frecuencias semanales a Estados Unidos, que empezará a operar a comienzos de 2008, cuando reciba su primer Airbus 320, que le permitirá llegar a estos destinos.
SAM, por su parte, tiene todo listo para arrancar con 14 frecuencias nuevas a Miami desde Barranquilla y Cartagena, ciudades que fueron declaradas cielos abiertos por la Aeronáutica colombiana.
AeroRepública ahora tiene 12 frecuencias a Miami y se espera que el próximo año las active. Pero además, esta aerolínea empezó su apuesta fuerte hacia Panamá, al ofrecer, por primera vez en la historia del país, conectividad a Bucaramanga y aumentar las frecuencias desde Bogotá.
Spirit, la principal aerolínea de bajo costo de Estados Unidos, ya fue designada por la autoridad aeronáutica de ese país para viajar a Barranquilla; la compañía mostró interés por Cartagena, sin embargo, no hay decisión oficial todavía. Otras aerolíneas que quieren venir son US Airways y Jet Blue. Las que ya operan, como American, Delta y Continental, quieren aumentar su presencia; todas éstas se van a pelear por las 21 frecuencias adicionales que quedan por asignar por parte de la autoridad aeronáutica de Estados Unidos hacia Colombia. El catálogo es, a todas luces, más grande.
Pero no todo es color de rosa. El presidente de AeroRepública, Roberto Junguito, asegura que si bien se abrió más el mercado norteamericano, todavía queda mucho por hacer para liberalizar totalmente la industria. Por ejemplo, no se ha logrado un nuevo acuerdo con Argentina ni con Panamá; además, la posibilidad de crecer en frecuencias hacia Caracas está prácticamente bloqueada.
Todos estos temas ya quedaron aplazados para el próximo año, cuando también se deberá renegociar los acuerdos bilaterales con Chile, Curazao, Brasil, República Dominicana y Reino Unido, lo que abre la posibilidad de más frecuencias a estos países.
Y ante el crecimiento de la oferta de vuelos y en el número de viajeros, es claro que el reto sigue siendo la infraestructura. Casos como el de Bogotá, cuyo aeropuerto, el más importante de Colombia, apenas comienza su proceso de modernización, recuerdan que el país está colgado en esta tarea. El gobierno está licitando un paquete grande que incluye las terminales de Medellín y otras de esa zona y están estudiando un proceso similar con los aeropuertos de la Costa. Sin embargo, la tarea apenas comienza.
El próximo va a ser un año clave, pues además de que la industria seguirá creciendo, se va a poner a prueba todo el sistema. La línea roja está cerca. Ojalá no sea tarde para evitar tropiezos más grandes en la operación aérea del país.
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