Pero sería 1985 un año de gran trascendencia, tanto para la historia de Colombia como para el crecimiento y visibilidad de la aviación policial. El 6 y 7 de noviembre de aquel año, el grupo guerrillero M-19 se tomó por asalto las instalaciones del Palacio de Justicia en la Plaza de Bolívar de Bogotá. La acción militar desencadenó la respuesta de las Fuerzas Armadas, generando una verdadera batalla de dos días en pleno centro de la capital del país.
Los helicópteros de la Policía se encontraban realizando maniobras de entrenamiento y exhibición para altos mandos, en conjunto con el entonces Comando de Operaciones Especiales COPES, cuando fueron llamados a la acción, con el consiguiente desarrollo de los hechos que los colombianos vimos a través de la televisión, en donde tres aeronaves de ala rotatoria de la Policía prestaron un apoyo vital durante la contienda, desplazando personal hacia el edificio y actuando en conjunto con el COPES en una delicada operación que contribuiría a la retoma del Palacio por parte de las Fuerzas Armadas y que sería una de las primeras acciones policiales coordinadas con la aviación que se realizarían en Colombia. Los helicópteros habían probado su valía e importancia dentro del seno de la Policía una vez más.Tres días después, el 10 de noviembre del mismo año, se inauguran las instalaciones de la primera base con que contó la Policía en el aeropuerto de Guaymaral y que hoy en día, gracias al apoyo económico del Gobierno Nacional y de los Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, se han ampliado y convertido en eje operacional y técnico de las operaciones helicoportadas de la Institución. La Base Aérea Capitán Fernando Álvarez Bonilla, llamada así en honor al primer piloto policial fallecido en acto heroico, vería llegar aquél año nuevas aeronaves tipo Bell 206, Bell 212 y Ayres S2R-T Turbo Trush para labores de fumigación de cultivos ilícitos. También se comenzarían a construir otras bases en Santa Marta y Valledupar.
Pero apenas tres días después, el 13 de noviembre, Colombia viviría la peor catástrofe natural de su historia, cuando la población de Armero fue borrada del mapa a raíz de la erupción del volcán Nevado del Ruiz y la avalancha de lodo creada por el deshielo de las cumbres generado por la erupción. Una vez más todos los equipos y personal de apoyo disponibles en el área de aviación de la Policía se aprestaron para realizar misiones de búsqueda y rescate de quienes habían sobrevivido al alud de lodo, árboles y piedras que sepultó la población. La difícil situación obligó a que los helicópteros fueran prácticamente el único medio a través del cual se podían rescatar aquellos que habían logrado guardar su vida durante la tragedia y que estaban atrapados en el lodo. Estos hechos llevaron a la adquisición de más aeronaves y al aumento de personal, creando así la escuela de aviación de la Policía, que realizaría inicialmente sus labores de instrucción en los aeropuertos de Bogotá, Guaymaral e Ibagué, antes de contar con las instalaciones propias que se darían al servicio en 1996 y que actualmente se ubican en el aeropuerto de Mariquita. La escuela inició labores bajo el mando del entonces Capitán Jorge Enrique Arana.Se crearon los distintos símbolos institucionales que acompañarían a las alas de piloto que recibían quienes hacían parte del cuerpo, diseñadas por el Mayor Aparicio en conjunto con el Coronel Pulido: “Yo me acuerdo muchísimo cuando diseñamos con mi Coronel Pulido las alas de aviación y después ya les pusimos cosas, de acuerdo a las 1.500 horas, 2.500 horas”, recuerda el oficial hoy en día.
En 1986 llegaron al país 12 helicópteros UH-1H, dos Bell 212, cuatro Bell 206, dos Hughes 500, un avión DeHavilland DHC-6 Twin Otter, un avión Beechcraft C-99 y un Cessna 152 donados por el Gobierno de los Estados Unidos, a los que se sumaron dos Bell 212, cinco Bell 206L3 y un Cessna 152 adquiridos por el gobierno colombiano, contando así con más de cuarenta aeronaves disponibles para misiones en ciudades y campos del país.
Entrega de helicópteros en 1993. (Foto: Policía Nacional – 25 años de lucha frontal contra el narcotráfico en Colombia)
Entrega de un avión Twin Otter en las instalaciones de la fábrica en 1989. (Foto: Policía Nacional – 25 años de lucha frontal contra el narcotráfico en Colombia)
El SAPOL sería fusionado con el entonces Servicio Especializado de Control de Sustancias que producen Adicción Física o Psíquica, dando lugar a la actual Dirección Antinarcóticos a través del decreto 423 de 1987.
Para 1992 la Policía recibe a las primeras alumnas femeninas en el curso de pilotos, siendo la Teniente Luz Nelcy Parrado Amaya la primera mujer piloto de la Institución. Dos años después llegan nuevas aeronaves: un Bell 206, cuatro Bell 212 y un Beechcraft Super King Air asignado a la Dirección General. En 1999 se operarían los primeros UH-60L Black Hawk y en el 2001 llegarían las primeras unidades propias, completando las primeras ocho operacionales. Con la llegada y puesta en marcha del Plan Colombia, la Dirección Antinarcóticos de la Policía y el Area de Aviación Policial recibieron un importante impulso económico y de infraestructura, permitiéndoles aumentar sus operaciones a través de la llegada de nuevo material aéreo, de bases más grandes y de un mayor número de personal más entrenado.
Llegada de helicópteros UH-1H en 1992. (Foto: Policía Nacional – 25 años de lucha frontal contra el narcotráfico en Colombia)
Ceremonia de entrega de helicópteros Black Hawk por parte del gobierno de los Estados Unidos en 1998. (Foto: Policía Nacional – 25 años de lucha frontal contra el narcotráfico en Colombia)
Con la llegada del siglo XXI, el Área de Aviación de la Policía Nacional de Colombia continuó creciendo en tamaño, flota, personal, equipos e infraestructura. Las misiones que llevan a cabo los técnicos, pilotos y personal relacionado con el área de aviación abarcan operaciones de vuelo en ciudades y campos del país, ofreciendo apoyo a personal de la Institución en tierra y ciudadanos del común. La Institución es capaz de desplegar aeronaves de ala rotatoria en cada ciudad capital del país para brindar seguridad desde el aire, así como en otras regiones donde sea necesario, sirviendo en labores de control de tránsito en ciudad y en carretera, vigilancia y control; entre otras.
Además la institución ha recibido importantes menciones para sus procesos de mantenimiento y programas de entrenamiento y educativos, entre ellos la Certificación ISO-9001-2000 y la norma NTCGP 1000-2004. Así mismo ha ido adelantando con los años procesos de modernización de equipos y aeronaves, permitiéndole mantener una flota con estándares de operación modernos. Entre los trabajos realizados están la modernización y repotenciación de la flota de helicópteros Huey, la adquisición y operación de equipos de vigilancia electrónica para la realización de vuelos de inteligencia y control en plataformas como el C-26 y King Air, entrenamiento y operación con equipos de visión nocturna, entre otros.
Para el futuro próximo se espera la llegada de nuevos equipos UH-60L, ATR-42, Mi-17 y Bell 206 que complementarán la flota actual y permitirán a la Policía continuar prestando labores de vigilancia en ciudades y campos, así como de transporte y enlace para sus miembros. Con los aviones ATR-42 y Dash-8 la Policía busca mejorar las condiciones de transporte de los Policías y civiles que hacen parte de la Institución, con aeronaves más cómodas y seguras. A raíz de su propia naturaleza, la aviación policial también ha recibido aeronaves incautadas al narcotráfico y que a través de procesos legales han sido puestas en operación dentro de la flota de la Institución.
Me.consta que mí coronel párrado, en ese entonces capitán, fue la primera mujer piloto de todas las fuerzas armadas, una mujer con mucha gallardia, mujer de valor inigaualable, era el año 1996 cuando llegue al servicio aéreo como patrullero y ya era una piloto experimentada. Honor y gloria a esta mujer que abrió el camino para las nuevas generaciones