La realidad actual
Desde el 2009, cuando comenzó el proceso de entrega de las actuales instalaciones de carga, el concesionario OPAIN ha realizado millonarias inversiones en la continua adecuación de este espacio. (Lea aquí: OPAIN entrega nuevas obras dentro del proceso de remodelación y modernización de El Dorado)
Hoy en día Bogotá cuenta con una enorme infraestructura dividida en varios sectores: las terminales de carga TC1 (24.797 metros cuadrados), TC2 (23.624 metros cuadrados), y TC3 (18.129 metros cuadrados) son los principales edificios, a los que se suma el Centro Administrativo de Carga (6.328 metros cuadrados). En total, son 72.880 metros cuadrados de construcción.
En su interior se ubican los tenedores de espacio, compañías que toman en arriendo el área ofrecida por OPAIN. Hoy en día suman 69 y hacen uso de 10 cuartos fríos que suman 9.350 metros cuadrados, 16 bodegas y 214 muelles para vehículos.
La terminal de carga de Bogotá tiene ocupado el 100% de su espacio de bodegas y el 80% de espacio de oficinas, lo que es un reflejo de cómo este enorme edificio tiene un alto valor estratégico para la economía nacional.
Más de 3.000 empleos directos, el mismo número de visitantes diarios y más de 2.000 vehículos entrando a la zona, ayudan a ubicar al aeropuerto El Dorado de Bogotá en el puesto número 32 a nivel mundial en materia de carga.
Esto sin contar el área de plataforma. Afuera, del lado aire, se tienen disponibles 25 posiciones tipo E, es decir, con capacidad para atender aviones de gran tamaño como Boeing 747, Boeing 777 o Airbus A340. 17 de estas posiciones están frente a las bodegas.
Toda esta infraestructura se prepara para atender las tres semanas de San Valentín. Gracias al empleo de tecnología, hoy en día El Dorado puede acomodarse fácilmente al crecimiento en la demanda de carga, sin necesidad de aumentar el espacio construido. Con esto, y a través de la coordinación entre todos los jugadores, Bogotá se vuelve el centro regional de las flores durante esta época del año.
En el 2015 OPAIN contabilizó 21 aerolíneas de carga nacional e internacional. Sumadas contaron 1.589 operaciones aéreas. Para este año estas cifras se espera que crezcan una vez se consoliden los datos al finalizar la temporada.
Aspectos de las terminales de carga TC2 y TC3
Temporada de San Valentín
Para dar una escala de lo que ocurre durante estos días podemos hablar de varias cifras. Según Stephane Marcoux, Director de la Terminal de Carga de El Dorado, en una operación regular, Bogotá maneja cerca de 10 operaciones diarias de carga. Durante la temporada de San Valentín este número asciende hasta a 25 e incluso 30. (Lea aquí: Del cultivo al avión: San Valentín y la carga aérea)
Manejar este flujo de vuelos no es fácil y las coordinaciones comienzan semanas atrás. Antes de la temporada se realiza un comité con las autoridades, las aerolíneas, Policía Nacional, OPAIN, Asocolfores, además de otras empresas y organizaciones implicadas en la operación. A través de este comité se establecen lineamientos generales de lo que sucederá.
Se busca que nada quede al azar. La coordinación de fechas y horarios es vital para que todo se cumpla. Lo más importante: que las flores lleguen a tiempo y en óptimas condiciones al cliente final. El objetivo es mantener y mejorar la calidad de este producto de exportación colombiano.
Infortunadamente las condiciones sociales del país también obligan a que se deban realizar inspecciones más profundas a lo que se exporta, esto buscando evitar el tráfico de productos ilegales. Lo que se convierte en un obstáculo en el flujo del proceso de exportación, ha sido solventado a través de la implementación de alta tecnología. Es así como, por ejemplo, el más reciente y moderno cuarto frío en El Dorado, operado hoy por Solar Cargo y que hace parte de la infraestructura de Transaereo, cuenta con escáneres y sistemas que permiten una rápida inspección de las cajas, según muestra Javier Hoyos, Director General en Colombia de Solar Cargo.
Muchas ciudades del mundo quisieran tener el flujo y volumen que vive Bogotá a diario y más en estos días del año. Las aerolíneas deben recurrir al alquiler de aviones adicionales para atender la demanda. Empleos temporales se generan gracias al negocio de las flores y las bodegas permanecen llenas hasta el tope.
Cada vuelo es único y debe ser tratado con igual importancia que otros. Los aviones entran y salen continuamente de Bogotá y la última coordinación se hace idealmente seis horas antes de la llegada del avión. Stephane Marcoux explica que esto busca enfrentar cualquier contingencia que se pueda presentar, especialmente debido a que El Dorado presenta una alta congestión en tráfico de pasajeros, pero además ofrecer las mejores posiciones de estacionamiento para cada avión, idealmente frente a la bodega donde se aloja la carga que llevará.
Afortunadamente para la carga, esta congestión es peor en las horas pico, horarios en los que los grandes aviones que llevan flores no operan normalmente. Las mejores horas para que estos aviones despeguen sin castigo por cuestión de temperatura y altura son entre las seis de la tarde y las seis de la mañana.
Un Boeing 767 puede llevar hasta 27 pallets de flores, 33 pallets caben en un McDonnell Douglas MD-11 y el Boeing 747 puede llevar 41. Cálculos modestos ponen más de 2 millones de tallos en un vuelo. Sumando todos los vuelos se espera que, luego de analizados los datos, se haya llegado a las 500 millones de flores anticipadas por Asocolflores para el 2016.
Junto a otros productos de exportación colombianos, las flores se llevan sin duda el gran porcentaje de la torta. Bogotá es un verdadero hub de carga regional porque, además de los vuelos que opera de manera directa hacia varios destinos, principalmente Miami, también sirve para otras compañías que conectan sus cargas con Estados Unidos desde otras regiones de Latinoamérica. (Lea aquí: Avianca Cargo operó más de 150 vuelos por San Valentín)
El viaje de regreso
Los aviones que salen llenos de flores desde Colombia, regresan al país con sus bodegas ocupadas por productos tecnológicos como televisores, teléfonos celulares, repuestos para vehículos, entre otros.
Esta otra línea del viaje, la del regreso, no es tan exitosa como la de ida. Con buenos precios de combustible algunas aerolíneas se permiten todavía una operación rentable incluso con poca o a veces ninguna carga de regreso. Para sobrellevar esta situación, muchas veces las aeronaves van más al sur del continente, o se llenan con carga de diferentes lugares para buscar la mayor rentabilidad en el trayecto de regreso.
Otras aerolíneas encuentran dificultades en este proceso, tratando de encontrar un punto de equilibrio entre las ganancias producto de la exportación y las dificultades a la hora de conseguir carga en importación.
La fluctuación del dólar impacta directamente esta parte de la industria, afectando la forma en que los colombianos adquieren productos, especialmente en los Estados Unidos, para traerlos vía aérea. Sin embargo, a pesar de esta parte no tan exitosa de todo este negocio, Bogotá se puede permitir tener todavía el primer aeropuerto de carga de Latinoamérica.
Las flores colombianas están hoy inundando los mercados internacionales, pero para que una pareja disfrute de rosa colombiana en Estados Unidos, han pasado muchas semanas, trabajos, preparaciones y adecuaciones tecnológicas en un frenesí de tres semanas que ahora da paso a los balances. Un negocio que data de 1965, cuando comenzó la tarea, y que ubica hoy en día a Colombia en el segundo escalón del mercado floricultor mundial por debajo de Holanda.
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