En la Asamblea de Accionistas reunida el 8 de abril de 1947, se discutió la posibilidad de liquidar la compañía a raíz de las pérdidas ocasionadas por dos recientes accidentes. El Catalina de matricula C-406 se hundió en el puerto de Buenaventura el 20 de diciembre de 1946 a raíz de un incidente menor. El otro, el DC-3 con matricula C-400 se estrello el 8 de marzo de 1947 el Paramo de Chingaza cuando cumplía un vuelo de itinerario entre Villavicencio y Bogotá. Además de estos lamentables sucesos, la competencia ofrecida por las otras líneas aéreas no era fácil de combatir. El grupo de entusiastas accionistas encabezados por el industrial don Hernando Caicedo, votaron en contra de la disolución de la compañía y por el contrario votaron a favor de un aumento de capital para sacarla adelante.
Para entonces, se concluyeron las obras del aeropuerto El Limonar en la ciudad de Cali, el cual fue puesto al servicio dotado de las instalaciones y equipos más modernos disponibles en ese entonces. A finales de 1947, ante una inminente guerra de tarifas VIARCO se vio obligada a seguir la iniciativa de LANSA y rebajar las tarifas en las rutas que compartían. La respuesta inmediata de AVIANCA fue rebajar a los mismos niveles sus propias tarifas. Desafortunadamente, el 10 de enero de 1948 se precipitó a tierra el segundo Catalina, el C-414 a tres kilómetros de Serrezuela (Madrid) en la Sabana de Bogotá. Este tercer accidente minó considerablemente la imagen de la compañía y perdió mucha credibilidad en el público viajero. Aun así, el 23 de enero de 1948 se promocionaron vuelos especiales para traer aficionados a las corridas de toros y asistir a la Feria de Cali, que en esa época se llevaba a cabo a comienzos del año.
Publicidad de VIARCO en El Tiempo, 12 de Octubre de 1946.
Imagen: Colección de Jaime Escobar
El 25 de enero de 1948 se inauguró el servicio “regular diario” en la ruta troncal Bogotá-Cali. En esa importante ruta se competía con AVIANCA y LANSA y la guerra de tarifas se agravó aún más. Fue entonces cuando se hizo necesaria la intervención de gobierno nacional, cuando finalmente se unificaron y ajustaron las tarifas por resolución del Ministerio de Industria y Comercio.
A pesar de todos los esfuerzos por mantener la compañía financieramente viable, la competencia era cada vez más feroz. La lucha fue ardua y se valió de todos los métodos para mantener la participación en el mercado. Sin embargo, las operaciones y el número de pasajeros comenzaron a declinar, hasta que se vio obligada a suspender operaciones definitivamente. La sociedad fue disuelta y varios de sus aviones fueron vendidos y registrados a nombre de la nueva y prospera empresa de carga SAM con base en la ciudad de Medellín.
Así termina su corta vida de servicios esta emprendedora empresa vallecaucana, dejando como legado la experiencia negativa de una guerra de tarifas a muerte entre las empresas domésticas que terminó con la necesidad de la intervención directa del Estado.
Nota del Autor: Este VIARCO no se relaciona con el VIARCO más contempóraneo que ha operado en los Llanos Orientales.