Desde que desapareció misteriosamente de los radares el pasado viernes 7 de marzo, el vuelo MH370 de Malaysia Airlines ha despertado toda clase de reacciones de la comunidad internacional.
El vuelo, operado por un Boeing 777-200 matrícula 9M-MRO, cubría la ruta entre Kuala Lumpur (Malasia) y Pekín (China). La aeronave transportaba 239 personas a bordo, incluyendo una tripulación de 12. La última información que se tiene del MH370 es que volaba a una altitud de crucero de 35.000 pies, aproximadamente 10.700 metros sobre el nivel medio del mar, y que se encontraba sobrevolando el Golfo de Tailandia. El contacto de radar y radio se perdió aproximadamente a las 5:22 pm (hora GMT).
A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional y de grupos de búsqueda conformados por aeronaves y botes de varios países, entre ellos Estados Unidos, Vietnam, China y Malasia, los restos de la aeronave no han podido ser localizados. La búsqueda se centra en los mares del Golfo de Tailandia y del Mar de China del Sur.
Grupos de búsqueda vietnamitas han avistado algunos restos que podrían pertenecer al avión siniestrado. De igual manera, se han localizado unas manchas en el océano de lo parece ser parte del combustible, pero ninguno de los dos hallazgos se ha podido vincular con certeza al evento del vuelo MH370.
Resulta extraño también que las autoridades no hayan podido rastrear la señal de emergencia del ELT (Emergency Locator Transmitter) o Transmisor Localizador de Emergencia, una radiobaliza capaz de transmitir una señal, incluso debajo del agua, a equipos en aire o tierra para su búsqueda.
En la era moderna, donde la aviación representa uno de los medios de transporte más seguros del mundo, gracias al entrenamiento avanzado y exigente de tripulaciones, regulaciones aéreas estrictas, espacios aéreos cada vez más controlados y el uso de tecnología y automatización avanzada, resulta muy sorprendente que el avión haya simplemente desaparecido de los cielos sin dejar rastro y sin ninguna señal previa de que algo andaba mal. Sin duda alguna parte importante de la misión de búsqueda y rescate será la de localizar las cajas negras o registradoras de vuelo para tener acceso a la información necesaria para establecer las posibles causas del siniestro y evitar eventos similares en un futuro.
Los medios han manejado varias teorías que van desde una descompresión explosiva o desintegración en vuelo, debido a alguna falla estructural o una explosión, pasando por algún tipo de emergencia a bordo del tipo técnico o mecánico, hasta un posible ataque terrorista. De cualquier manera, es muy pronto para sacar conclusiones, aún más cuando no se tienen indicios del paradero de la aeronave y sus registradoras de vuelo no han sido localizadas.
Alarmas encendidas sobre un posible ataque terrorista
Aunque las autoridades han preferido guardar mesura frente a los hechos que pudieron provocar la caída del avión, uno de los más confiables del mundo de acuerdo a su casi impecable (hasta el momento) récord de seguridad, las alarmas sobre un posible ataque terrorista han sido activadas, al punto que el FBI de Estados Unidos se ha unido al grupo investigador. Esto se debe a que se ha confirmado que dos de los pasajeros de la aeronave abordaron portando pasaportes robados, uno de un ciudadano italiano y el otro de un ciudadano austriaco. Adicionalmente, en el avión viajaban 3 ciudadanos norteamericanos.
El grupo investigador estará liderado por autoridades de Malasia y expertos de la aerolínea, que serán acompañados por personal de Boeing, la NTSB (National Transportation Security Board) o Junta Nacional de Seguridad del Transporte de Estados Unidos, entre otros.
El avión, un Boeing 777, registraba uno de los récords de seguridad más impecables de la aviación
Aeronave siniestrada – Boeing 777 Matrícula 9M-MRO de Malaysia Airlines. Foto de Ercan Karakas [GFDL o GFDL], vía Wikimedia Commons
El bimotor de fuselaje o pasillo ancho es fabricado por la estadounidense Boeing, y es considerado uno de los aviones más tecnológicos y seguros del mundo, además de ser el más grande de su tipo. Es el primer avión Fly-By-Wire del fabricante, e incorpora tecnología de punta para minimizar las cargas de trabajo de las tripulaciones y permitir vuelos más seguros. Es usado en rutas de largo alcance, tiene capacidad para transportar a más de 300 pasajeros y posee un rango de más de 17.000 kilómetros, dependiendo del modelo. El 777 en cuestión poseía motores Rolls-Royce Trent 800.
Aparte del accidente del MH370, solo se han registrado 3 pérdidas totales del modelo de avión, desde su entrada en servicio en 1995. La primera en enero de 2008 durante un aterrizaje en Londres, sin consecuencias fatales, la segunda en julio de 2011 durante un fuego en cabina de pilotos en El Cairo, también sin fatalidades, y la tercera en julio del año pasado en el accidente de Asiana Airlines en San Francisco, California, donde 3 personas perdieron la vida (una de ellas no a causa del accidente sino de un incidente con uno de los carros de rescate).
En específico, el Boeing 777 accidentado había tenido un incidente el 9 de agosto de 2012 cuando su plano derecho (ala) golpeó la cola de un Airbus 340 de China Eastern Airlines, en el aeropuerto de Pudong. El avión sufrió daño considerable en la punta del plano y tuvo que ser sometido a reparación.
Los pilotos del MH370
La tripulación al mando del 777 estaba conformada por el Capitán Zaharie Ahmad Shah y el Copiloto Fariq Ab Hamid, ambos originarios de Malasia. El Capitán, de 53 años, contaba con amplia experiencia y más de 18.600 horas de vuelo. Su primer oficial contaba con más de 2.700 horas y tenía 27 años.
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