Chile reduciría tasas de embarque para incentivar crecimiento

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Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez de Santiago de Chile.

El mercado aéreo chileno puede vivir en el corto plazo un nuevo punto de inflexión en su transporte aéreo si se confirma la decisión del Ejecutivo por decretar una reducción de los derechos de embarque que pagan los pasajeros.

Una medida bien valorada por la industria aérea que por años viene demandando un sinceramiento de los impuestos y tasas que graban a la aviación, además de un acompañamiento que deben hacer los Gobiernos al desarrollo este medio de transporte y su rol catalizador de la economía.

La reducción de las tasas de embarque es una petición histórica de las líneas aéreas, ya que a su juicio la mantención de los valores actuales no se justifica. La razón es porque el fin para el cual fueron concebidas, es decir invertir y mejorar la infraestructura aeroportuaria, es asumida por los concesionarios de los aeropuertos. El alto de valor de los derechos de embarque se ha convertido en un tope para el desarrollo, porque no acompaña las eficiencias conseguidas con las bajas de los pasajes aéreos durante el último tiempo como resultado de mejoras en la gestión, implementación de nuevos modelos de negocios, adopción de mejores prácticas, introducción de la tecnología, entre otras.

En la última década, el flujo de pasajeros en el mercado doméstico se triplicó gracias a la disminución de más de un 46% en el precio de nuestros pasajes. Una eventual rebaja de tasas de embarque apunta en la misma línea –ofrecer una aviación accesible para más chilenos y así conectar de forma más eficiente al país”, expone Gisela Escobar, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Grupo LATAM Airlines.

En los vuelos domésticos, Chile es el tercer país con las tasas más caras de la región sin incluir otros impuestos ajustados. El país con las tasas de embarque más caras es México con US$19,3 seguido de Ecuador con US$14,5. Las tasas de embarque generalmente se cobran dentro de la tarifa neta que paga el pasajero y en algunos casos, incluyen otros cargos como el combustible o impuestos extras como ocurre en otros países de la región como Argentina o Bolivia.

Actualmente, los derechos de embarque pueden representar entre el 30% y 40% del valor del pasaje estándar o porcentajes superiores en el caso de tarifas promocionales más extremas. Si se considera el costo total del viaje, representan hasta el 25% del costo total del viaje incluyendo el traslado al aeropuerto.

Con el modelo low cost, el alto valor de las tasas se volvió más evidente”, expresa Holger Paulmann, CEO de SKY. “Es por eso que decidimos hacer patente esta situación, reuniéndonos con diversas autoridades para explicarles dicha problemática y lo beneficioso que sería para las personas y el turismo buscar una fórmula conjunta que permita rebajarlas”.

Sin duda, una baja en las tasas de embarque sería una excelente noticia para el desarrollo de la industria aeronáutica chilena“, agrega Estuardo Ortíz, CEO de JetSMART. “El alto costo de las tasas de embarque tiene como consecuencia que el costo final sea incluso a veces más alto que el valor ofrecido por el propio pasaje, representando hasta un 70% del total del pasaje cuando se trata de precios promocionales”.

La propuesta que podría tramitar el ejecutivo sería gradual de manera por lo que los cambios podrían materializarse en el mediano plazo, periodo suficiente para compensar por ejemplo y mediante otra vía, los ingresos que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) recibe por este concepto. La autoridad aeronáutica y gremios asociados a ella son los principales opositores a la medida al considerar una afección a su status quo.

El objetivo de la disminución de la tasa de embarque iría asociado con las iniciativas de Gobierno para fomentar un mayor dinamismo en la industria, en la generación de empleo como parte de un positivo impacto macroeconómico para el país. Recientemente, la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), hizo entrega al Ministerio de Economía de un informe en el que se recomendaba a disminuir este impuesto al pasajero ya que a su juicio “puede generar una situación virtuosa para la economía”.

Como resultado de la transformación de los modelos de negocios de las líneas aéreas, Chile se ha convertido en los últimos años entre los países más desarrollados en viajes por habitante, siendo el país con la tasa per cápita más alta de toda la región a pesar de contar con una población menor a otros países. En esa línea, la CCS concluye que existe un potencial enorme que puede ser aprovechado si se reduce la tasa de embarque.

Debido a que su fin es asumida por otras entidades, la percepción general es que las tasas de embarque se han transformado en un impuesto directo a los usuarios. Si bien es cobrado por las líneas aéreas, los dineros obtenidos por este concepto están dirigidos al Estado, el cual los debe reinvertir en la aviación como por medio de las asignaciones del Ministerio de Hacienda a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

La baja en los derechos de embarque es favorable para sincerar el precio final de la tarifa, el cual se vería significativamente reducido lo que alentaría a más pasajeros a utilizar el avión como medio de transporte. Entre los beneficios que podría generar la reducción están un aumento significativo del tráfico aéreo, un mayor desarrollo de industrias asociadas -como el turismo, por ejemplo-, más gasto de los usuarios en los destinos por comercio, alojamiento, comidas, mayores posibilidades de negocios y más conectividad, al existir una mayor masa crítica de pasajeros que serían necesarios para aportar a la generación de mayores eficiencias a los distintos modelos de negocios. Al existir más pasajeros en el sistema, hay también un atractivo para que los actuales operadores incrementen sus servicios y otros nuevos puedan considerar a Chile como un mercado atender dependiendo de que tasas se ajustan.

Según la CCS, se pueden generar una contribución adicional del PIB de US$87 mil millones. Si también se reducen los cargos, esta cantidad aumentará a US$135 mil millones. “El impacto directo se observa –generalmente– en el aumento del tráfico, lo cual se traduce en la mayor creación de empleo entre los operadores aéreos, aeroportuarios y otros proveedores de la industria. Durante los últimos seis años, el tráfico de pasajeros a nivel nacional (doméstico más internacional) ha tenido un comportamiento claramente correlacionado con la variación del precio del transporte, aumentando significativamente cuando el precio baja de manera importante y con una tasa de crecimiento moderada cuando los precios se han mantenido”, dice Peter Hill, presidente de la CCS. Agrega que “un mayor PIB genera mayores ingresos para los privados, pero también para el Estado a través de la recaudación de impuestos y eventualmente la menor necesidad de otorgar subsidios”.

Previamente, LATAM había estimado que una rebaja de un 50% de la tasa de embarque podría generar que 1,5 millones de pasajeros adicionales vuele por Chile anualmente. La mayor línea aérea latinoamericana sostiene que con los ingresos que se generen a esos nuevos valores el sistema aeronáutico chileno estaría financiado óptimamente.

El aumento del tráfico que se podría generar también sería fundamental para mejorar la masa crítica de pasajeros que se necesita para continuar generando eficiencias en los distintos modelos de negocios. Como ejemplos, se puede mencionar un aumento de los pasajeros en regiones que ante una disminución de los pasajes aéreos podría ser más favorable para utilizar el avión como medio de transporte.

La estructura de tasas de embarque deben responder a la aviación del futuro, donde se tengan diferenciadas las tasas domésticas interregionales, a un menor costo, de forma de incentivar la descentralización, incrementar la productividad y conectar a las regiones. De igual forma, las rutas internacionales regionales, con países vecinos, deben ser revisadas y reducidas, y así desarrollar la conectividad con países vecinos como Perú o Argentina”, postula el CEO de JetSMART.

Los aeropuertos y los servicios subconcesionados que funcionan en sus instalaciones, también podrían recibir beneficios de la mayor cantidad de pasajeros. Al existir un número mayor de personas transitando, tienen mayor probabilidades de que estas utilicen los servicios que se ofrecen desde los estacionamientos hasta los servicios de locales comerciales y de comidas o bebidas, esperando incrementar sus ingresos por este concepto. Dicho escenario sería aplicable para aeropuertos o aeródromos concesionados como aquellos que dependen directamente de DGAC.

Por la mayor cantidad de pasajeros que se inyectará al sistema, el Estado tendrá una mayor presión para continuar mejorando la infraestructura de los aeropuertos como los servicios de navegación aérea para garantizar la seguridad del sistema. Dicha labor está a cargo del Ministerio de Obras Públicas (MOP) en lo que respecta construcción y mantención a obras de infraestructura, y DGAC en temas como tránsito aéreo, radioayudas, equipamiento. El cambio de financiamiento por la reducción de las tasas de embarque no debieran afectan los presupuestos que se asignan a la institución dado que existirá una mayor recaudación fiscal por otra vía.

Un estudio realizado por SEO Amsterdam Economics encargado por Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) en el año 2016, valoriza los beneficios para escenarios de reducción de impuestos y tasas en Latinoamérica en US$122 mil millones hasta 2035, en comparación con un escenario de “no hacer nada”. Esto incluye beneficios directos al consumidor y beneficios económicos más amplios. Si además se reducen los cargos relacionados con pasajeros (tasas de embarque), el valor actual aumenta a US$170 mil millones.

Artículo: Ricardo Delpiano – DesdeSCL.com

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