Intercontinental de Aviación S.A

Servicio Aéreo Colombiano - SACO
Recordando el accidente del Jumbo de Avianca

Durante 1993 se realizo una fuerte inversión en flota y se recibieron cinco unidades DC-9-15, una de las cuales a venia a reemplazar el avión que salió de servicio en Pasto. El rápido crecimiento continuó con la adquisición de dos DC-9-15 adicionales a comienzos de 1995. La Asamblea General de accionistas autorizó al Gerente General de la compañía, Alfonso Ramírez para adquirir los nuevos DC-9-15 y la compra de dos aviones DHC Dash 8 turbohélices. Era el comienzo de un programa de modernizar la flota e iniciar un proceso de sustitución de los aviones mas antiguos. Algunas unidades habían sido alquiladas a empresas domesticas en México, pero siempre se mantuvo una flota activa de al menos seis unidades operacionales. Al mismo tiempo se reportaron $3.600 millones de pesos de utilidades, mejorando sustancialmente su situación financiera. Se acordó aumentar el capital pagado a $2.400 millones de pesos para cumplir con la nueva reglamentación sobre capitales mínimos, impuesta por la Aeronáutica Civil. Según los resultados y con base a los volúmenes de pasajeros transportados, durante 1994, Intercontinental paso a ser la tercera aerolínea comercial en el país después de Avianca y ACES y por encima de SAM. Al mismo tiempo se introdujo un nuevo diseño en sus aviones y se utilizo el nombre abreviado de INTER para designar a la aerolínea y para entonces asumió la gerencia general el vallecaucano William Vélez Montes. Para entonces se empezó a ofrecer la Clase Ejecutiva para sus pasajeros más privilegiados. A estos pasajeros se les ofrecían facilidades en las reservas telefónicas y asignación de sillas a bordo; atención personalizada en counters especiales en los aeropuertos, embarque prioritario y las salas INTER-VIP para atención a los pasajeros en los principales aeropuertos del país como Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla. También en ese entonces se amplió el Centro de Entrenamiento como escuela de capacitación aeronáutica, ubicada en la Avenida Eldorado.


DC-9 HK-3891X con nuevos colores en Eldorado enero de 1998
Foto: Jaime Escobar


DC-9 HK-4056X con los nuevos colores en Eldorado
Foto: Jaime Escobar


Dash 8 HK-4061X
Foto: Jaime Escobar


INTER Clase Ejecutiva
Imagen: Jaime Escobar

Un serio accidente ocurrió en la noche del 11 de enero de 1995 cuando el HK-3839X se precipitó a tierra cuando se disponía a aterrizar en el aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena. Los restos del avión fueron encontrados en la ciénaga de María La Baja y perecieron en el accidente 47 pasajeros y la tripulación compuesta por el Capitán Andrés Patacón, el primer oficial Luis Ríos y las auxiliares de vuelo Claudia Duarte, Dalia Mora y Zaida Tarazona. Milagrosamente se encontró con vida a una niña de nueve años que sobrevivió al impacto. Una gran polémica surgió en los medios de comunicación ante el intento de extorsión que algunas personas inescrupulosas que decían haber encontrado la caja negra de la nave y exigían una fuerte suma de dinero para entregarla a los investigadores. Unos días después, el 17 de marzo en el aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla, mientras se llevaban a cabo las labores de limpieza, se registro un incendio en el baño del HK-3564X, lo que ocasiono serios daños a la estructura trasera del avión y también tuvo que ser retirado del servicio.

A mediados del año, se hizo efectiva una tutela que prohibía las operaciones de aviones jet en el aeropuerto Camilo Daza de Cúcuta. Como resultado, las líneas aéreas tuvieron que acomodarse a las circunstancias e Inter consiguió autorización de la autoridad aeronáutica del vecino país para operar temporalmente al aeropuerto de San Antonio del Táchira. Sin embargo la solución final fue la de sacar nuevamente al servicio el Vickers Viscount HK-2404 para volar directamente al Camilo Daza. Esta fue la última vez que un avión de este tipo realizó vuelos comerciales regulares en nuestro país. Tiempo después se normalizó la situación, se suspendió la medida y se reanudaron las operaciones en aviones jet.


Vickers Viscount HK-2404 en Eldorado en agosto de 1993
Foto: Jaime Escobar

Para finales de 1995, bajo la gerencia general de William Vélez, se habían ampliado los servicios en las rutas internacionales para unir a Cali con la ciudad de Panamá con seis frecuencias semanales y San Andrés con cuatro frecuencias semanales. De igual forma se inicio un servicio regular entre Bogotá-Cartagena y La Habana en Cuba, con dos frecuencias semanales. En el campo nacional se había suspendido el servicio a Maicao, por las enormes deficiencias que presentaba la pista de dicho terminal y se había inicio la ruta a Neiva. Se recibieron los dos DHC Dash 8, pero a los pocos meses, uno de ellos sufrió un incidente en el aeropuerto Matecaña de Pereira, por lo que el HK-4062X fue retirado del servicio.

En marzo de 1999 el director de la Aeronáutica Civil, Ernesto Huertas anunció la suspensión del permiso de operaciones de Intercontinental de Aviación. La autoridad argumentaba que no se habían cumplido los requisitos de entregar las pólizas de garantía para sustentar el pago de una deuda pendiente por derechos de aterrizajes y tasas aeroportuarias. De acuerdo con la compañía aérea, el problema con la deuda se había generado por la disparidad de criterios en torno al tipo de tasas de interés que se debían aplicar a la deuda. La cuenta era de unos 4.000 millones de pesos, pero con los intereses aplicados por la Aerocivil superaba los 8.000 millones de pesos. Sin embargo, Intercontinental rechazó esa cuenta y dijo que los intereses tenían que ser iguales a los que establece el Estatuto Tributario para el interés moratorio en favor del Estado.

El gerente general Alfredo Gallego expresaba que el cierre de la compañía implicaba dejar sin trabajo a unas 700 personas y suspenderles el servicio a miles de pasajeros que utilizaban la aerolínea para desplazarse a diferentes ciudades del país. Para ese entonces la empresa operaba sus rutas con cinco aviones, ya tenía vendidos casi todos los cupos para la temporada de Semana Santa que se avecinaba. El impase fue superado, pero la situación financiera de la compañía era insostenible.

A mediados de noviembre de 1999, los accionistas de Intercontinental de Aviación aprobaron, por unanimidad, la liquidación de la compañía, argumentando fuerza mayor, creada por la decisión de la Aeronáutica Civil de suspender, el 17 de octubre, los permisos de operación de los únicos tres aviones que la compañía tenía disponibles. El gerente general de Inter, Luis Alfredo Gallego, en carta enviada al director de la Aerocivil, en la que le informaba la determinación y lo responsabiliza, en forma directa por esta situación. Intercontinental argumentaba que de esa forma culminaba exitosamente la campaña de la Aerocivil contra la empresa, que no solo había sido discriminada frente a otras organizaciones, sino había sido víctima de una posición oficial que iba en contravía de las propias normas de la F.A.A. de Estados Unidos, y con los trabajos realizados por los delegados de la misma organización. La carta señalaba además que los trabajadores de la empresa, quienes ya habían sido notificados de la suspensión de los contratos y de la solicitud de permiso de despido colectivo al Ministerio de Trabajo, recibían esta decisión como itinerario de injusticias orquestadas contra Inter.

Inter realizaba 45 vuelos diarios en los que movilizaba alrededor de 1.500 pasajeros, con unas de las tarifas más bajas del mercado. A raíz de la suspensión decretada por la Aeronáutica, la compañía comenzó a tener pérdidas calculadas en 200 millones de pesos diarios, es decir, que en los últimos 30 días previos a la liquidación tuvo al menos 6.000 millones de pesos en gastos, sin recibir ni un solo pesos de ingresos.


Nueva Imagen en los tiquetes aereos
Imagen: Jaime Escobar

Las directivas anunciaron que la empresa devolvería los ocho aviones a la compañía que se los entregó en leasing, pagando las respectivas multas por la devolución de las aeronaves sin el cumplimiento de los contratos. La desaparición de la aerolínea afectaba no solamente a los 700 empleados sino a los viajeros de ciudades tales como Pasto, Popayán, Riohacha, Valledupar y Florencia, a donde solamente viajaban dos empresas, pero ahora, el servicio será atendido por una sola aerolínea.

La Aerocivil insistía en que la suspensión solo recaía sobre tres aviones de una flota de ocho aeronaves, lo que indica que el objetivo de las autoridades no era acabar con la empresa. Por su parte, Inter se afirmaba que los otros cinco aviones se encontraban en los talleres en revisiones largas y programadas, las cuales no se pudieron efectuar porque, una vez aplicada la suspensión a los únicos tres aviones que estaban en operación, la compañía se quedó sin ingresos para asumir los costos de la revisión mecánica del resto de la flota. Finalmente, Inter llegó a un nuevo acuerdo con la Aerocivil, lo que le permitió continuar operando en algunas de sus rutas asignadas de forma restringida. Dos meses después se levantó este veto, luego de que la empresa se comprometió con el tema de seguridad.

Un año después, en octubre del 2000, Inter anunció que con el fin de ampliar su cobertura a San Andrés y con la intención de atender con calidad y cumplimiento otros mercados regionales, la compañía había adquirido cuatro aviones Beechcraft 1900D, que llegarían en los próximos días al país. Las cuatro aeronaves, con capacidad para 19 pasajeros, se encontraban en Orlando y que personal técnico de la compañía estaría recibiendo los aviones. Con la llegada de estos cuatro aviones se buscaba atender con más sillas a San Andrés, Cali y otras ciudades que requieren un mayor número de sillas. Con los nuevos aviones se podrían efectuar cincuenta operaciones diarias en trayectos muy cortos de 25 y 35 minutos. Inter contaba además con tres aviones DC-9 y un Dash 8, con lo cual podrá cubrir todos los itinerarios autorizados por la Aeronáutica Civil.

La Compañía estaba ofreciendo 1.300 sillas diarias y ahora podría ofrecer 3.000 sillas diarias con los nuevos aviones que operaría la empresa mediante el sistema de leasing. Inter pediría a la Aerocivil permiso para operar entre San Andrés y Providencia, lo que significaba que una aeronave permanecería en el Archipiélago.

En septiembre de 2002 Inter solicitó a la Aeronáutica Civil autorización para prestar el servicio de transporte aéreo regular de pasajeros, correo y carga, con equipo DC-9-15, en la ruta Bogotá-Pereira y regreso, con siete frecuencias semanales. La idea era recuperar el tráfico y mercado, que había suspendido temporalmente. Una solicitud similar se hizo para recuperar la ruta Cali-Panamá- San Andrés ida y regreso, también con siete frecuencias semanales. Se adquirieron en arrendamiento dos unidades Douglas DC-9-30 de mayor capacidad, las cuales no llegaron a ser operadas comercialmente, estos tenían una nueva imagen corporativa con una orquídea en la cola. En adición a estos, se planeó la puesta en operación de dos Boeing 737-300 que incluso llegaron a estar en Bogotá, pero tampoco fueron operados al final.

Se buscaba recuperar el tráfico ejecutivo y turístico, pero también apoyar a San Andrés, con tarifas, promociones y planes especiales que permitieran reactivar los viajes a este destino. La ruta de Cali a Panamá hasta ese momento sólo era servida por la aerolínea panameña Copa. El futuro de Inter seguía comprometido luego de las dificultades financieras que había tenido que sortear en los últimos años.


INTER Poster promocional
Imagen: Jaime Escobar

Dos años después de que Inter comenzó su proceso de liquidación, la justicia le puso punto final a una de las compañías más importantes e la aviación en el país. Miembros de la DIJIN y de la Unidad de Lavado de Activos de la Fiscalía ocuparon en febrero del 2005 las instalaciones de la empresa e inmovilizaron definitivamente las cinco aeronaves con las que contaba. Según las autoridades, desde 1995 Inter era financiada por miembros del cartel del norte del Valle. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos había incluido el 14 de octubre anterior a la empresa en la lista de compañías con vínculos con el narcotráfico. Otras dos empresas, Largo Leasing Limited, en las Islas Caimán, y Trans Pacific World Leasing Limited, con sede en la isla de Vanuatu, pertenecientes a la sociedad Intercontinental de Aviación, también fueron intervenidas por las autoridades. Este era el último de una serie de eventos adversos que afrontó la empresa y que finalmente la llevaron a su salida del mercado. Los rumores habían sido confirmados por las autoridades pertinentes.

Así fue el triste fin de la compañía Intercontinental de Aviación y de 45 años de historia de una de las compañías más importantes que participaron en el mercado de la aviación comercial en el país.

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Recordando el accidente del Jumbo de Avianca

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