En el avión Boeing KC-767, FAC1202, de la Fuerza Aérea Colombiana, llegaron en la madrugada de ayer 132 colombianos, 24 ciudadanos chilenos, cinco peruanos y una boliviana que salieron del Japón luego del terremoto y posterior tsunami ocurrido el pasado 11 de marzo.
La misión, comandada por el Coronel Luis Fernando Amaya, Jefe de Operaciones Aéreas de la FAC, partió hacia Japón, desde Bogotá el pasado 19 de marzo en horas del medio día, haciendo escalas en el aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla (SKBQ / BAQ), la Base Aérea McChord de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, en Seattle (KTCM / TCM), para aterrizar en el aeropuerto Narita, de Tokio (RJAA / NRT), con una escala no programada en Rusia, debido al mal tiempo en la terminal de la capital japonesa.
El avión transportó hacia Japón, ayuda humanitaria consistente en alimentos no perecederos, agua, potasio y yodo, para apoyar las labores de rescate y atención a damnificados. Con el apoyo de la Embajada de Japón y la labor de la Canciller María Ángela Holguín, el grupo de 163 pasajeros abordó la aeronave para regresar hacia Colombia.
El vuelo transoceánico, que pasó por tres países, fue una misión que exigió la coordinación de varios organismos del Estado en conjunto con la Fuerza Aérea Colombiana y se convirtió en una muestra de las capacidades logísticas de la institución, especialmente gracias a la reciente adquisición del nuevo avión KC-767, el de mayor tamaño y alcance con que cuentan actualmente las Fuerzas Militares de Colombia, y que le permite al país aumentar su nivel de presencia y apoyo a territorios tan lejanos como el japonés, en momentos en los que es necesario.
Durante el vuelo, los pasajeros fueron atendidos por personal médico de la Fuerza Aérea Colombiana, auxiliares de vuelo de la aerolínea estatal SATENA, además del grupo profesional de oficiales y suboficiales de la institución que viajaban a bordo de la aeronave.
El vuelo de regreso presentó un retraso debido a que una pasajera, con ocho meses de embarazo, tuvo que ser atendida en los Estados Unidos. Sin embargo, la situación fue controlada y el avión aterrizó sin contratiempos en el aeropuerto bogotano, pasada la media noche. A su vez, todos los ocupantes del avión fueron sometidos a chequeos para saber si tenían algún grado de radiación, exámenes que resultaron negativos en todos los casos.
La Fuerza Aérea Colombiana, junto con otros entes del Estado, recibieron a los pasajeros en la Base Aérea de CATAM, en donde personal de la Cruz Roja, del DAS, de la Embajada de Chile en Colombia, entre otros, los recibieron para luego llevarlos hacia las instalaciones del Club Militar de Oficiales de las Fuerzas Militares, en el sector de Puente Aranda en Bogotá.
Visiblemente emocionados, varios de los pasajeros manifestaron su agradecimiento con la Institución por la misión cumplida. Todos fueron objeto de un cálido recibimiento por parte de la banda de guerra de la FAC, que interpretó las notas del Himno Nacional de Colombia, así como canciones representativas de nuestro país.
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