- Sab Mar 13, 2010 11:40 pm#26763
Compañeros, quiero compartir uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida, lleno de cualquier cantidad de adjetivos, de mucha aventura, emoción, pasión, etc.
Todo empezó un hermoso día de mayo del 2009, en un viaje bastante interesante que hice a la capital mundial del DC-3. El vuelo de BOG a VVC fue regular, tranquilo y sin nada fuera de lo común en un Dash-8 de Aires, no tengo fotos ni nada de ese vuelo (salvo los recuerdos), pero lo que vino después fue infinitamente mejor.
La idea del vuelo era experimentar lo que es viajar en un DC-3 sobre las selvas de Colombia y a un paraje remoto de nuestro país, así que la ruta nos llevó inicialmente a San José del Guaviare para hacer una parada técnica y casi obligada y luego ir a Acaricuara, en el departamento del Vaupés, la ruta de viaje fue la siguiente:
El venerable DC-3 que hizo el recorrido selvático fue el HK-3199 operado en esos días por Aerovanguardia (porque puede que hoy en día este con otro operador), el HK-3199 es un Douglas DC-3C construido en 1944, serial de cosntrucción 14599/26044 y que, como dato curioso, tuvo un accidente en Acaricuara el 25 de mayo del 2007 en el que resultó bastante dañado, pero sin ninguna víctima.
El precio para todo el viaje en DC-3, desde Villavicencio hasta Acaricuara y luego de vuelta a San José del Guaviare costó al rededor de $400.000 que se pagaron con mucho agrado. La llegada fue a las 6:00 am a las instalaciones de Aerovanguardia en donde abordamos el avión. Normalmente todos los DC-3 que salen de Villavicencio con pasajeros salen de su hangar hasta la plataforma en donde suben quienes van a viajar y en donde la última parte del papeleo se realiza, pero para vivir toda la experiencia llegamos más temprano y directamente al hangar.
El vuelo a San José del Guaviare fue realmente un vuelo de traslado ya que gracias a que la carretera entre Villavicencio y San José esta en buenas condiciones de infraestructura y seguridad, la mayoría de las empresas han tomado a ésta ciudad como un segundo "hub" de operaciones. Los camiones ya no tienen que ir unicamente hasta Villavicencio para dejar la carga que se lleva a la selva, ahora lo pueden hacer hasta San José y los aviones ahorran una hora de viaje y mucho combustible, lo que les permite hacer más vuelos al día con una mayor rentabilidad, así que nuestro vuelo a San José estuvo ocupado por la tripulación y nosotros (3 pasajeros). Salimos de la forma más habitual: pista 05, ascenso lento para girar, pasar sobre Villavicencio y enfilar hacia San José.
El vuelo a San José tardó aproximadamente una hora y no tuvo nada fuera de lo común, ¡salvo ir en un DC-3 de más de 60 años sobre la selva colombiana!
Después de una hora de no despegarse de la ventana viendo árbol tras árbol, llegamos a San José del Guaviare con un aterrizaje bastante fuerte y que dejó un labio partido (por estar completamente pegado a la ventana al momento de sentar las ruedas )
Después de una hora, la carga de cemento, algunas cajas, 5 nuevos pasajeros y combustible, estaba lista para partir hacia Acaricuara
Una hora y media de vuelo separan a San José del Guaviare de Acaricuara, una comunidad indígena en el departamento del Vaupés que, como muchas, subsiste en gran parte gracias al trabajo de los venerables DC-3 y sus tripulaciones.
El vuelo de ida tomó casi dos horas y a diferencia de las dos primera piernas, éste tuvo bastante turbulencia. Algún "bache de aire" nos hizo saltar a todos unos 50 cm (yo salté de la silla donde dormía al suelo), sumando el sonido de la estructura del avión y las cosas saltando, se tiene un buen susto. Al llegar a San José tuvimos unas horas de "esparcimiento", así que logramos obtener algunas cosas interesantes como acceso a la torre y una corta visita a la cabecera de la pista para experimentar de cerca el despegue de un DC-3 de Air Colombia.
Después de pasar un rato en el aeropuerto tomamos un taxi que nos llevó hasta Granada y de ahí un bus que nos dejó nuevamente en Villavicencio, 4 horas de viaje por tierra desde San josé del Guaviare por una carretera destapada durante la primera hora, pero en excelente estado el resto del camino, con muchísima seguridad y comodidad. Un taxi hizo el último viaje hasta Bogotá. En resumen es una experiencia totalmente recomendada para el amante de la aviación, tenemos la INMENSA ventaja de poder experimentar aún cosas de éste tipo en nuestro país, si bien puede ser un poco costoso, vale la pena totalmente.
Todo empezó un hermoso día de mayo del 2009, en un viaje bastante interesante que hice a la capital mundial del DC-3. El vuelo de BOG a VVC fue regular, tranquilo y sin nada fuera de lo común en un Dash-8 de Aires, no tengo fotos ni nada de ese vuelo (salvo los recuerdos), pero lo que vino después fue infinitamente mejor.
La idea del vuelo era experimentar lo que es viajar en un DC-3 sobre las selvas de Colombia y a un paraje remoto de nuestro país, así que la ruta nos llevó inicialmente a San José del Guaviare para hacer una parada técnica y casi obligada y luego ir a Acaricuara, en el departamento del Vaupés, la ruta de viaje fue la siguiente:
El venerable DC-3 que hizo el recorrido selvático fue el HK-3199 operado en esos días por Aerovanguardia (porque puede que hoy en día este con otro operador), el HK-3199 es un Douglas DC-3C construido en 1944, serial de cosntrucción 14599/26044 y que, como dato curioso, tuvo un accidente en Acaricuara el 25 de mayo del 2007 en el que resultó bastante dañado, pero sin ninguna víctima.
El precio para todo el viaje en DC-3, desde Villavicencio hasta Acaricuara y luego de vuelta a San José del Guaviare costó al rededor de $400.000 que se pagaron con mucho agrado. La llegada fue a las 6:00 am a las instalaciones de Aerovanguardia en donde abordamos el avión. Normalmente todos los DC-3 que salen de Villavicencio con pasajeros salen de su hangar hasta la plataforma en donde suben quienes van a viajar y en donde la última parte del papeleo se realiza, pero para vivir toda la experiencia llegamos más temprano y directamente al hangar.
El vuelo a San José del Guaviare fue realmente un vuelo de traslado ya que gracias a que la carretera entre Villavicencio y San José esta en buenas condiciones de infraestructura y seguridad, la mayoría de las empresas han tomado a ésta ciudad como un segundo "hub" de operaciones. Los camiones ya no tienen que ir unicamente hasta Villavicencio para dejar la carga que se lleva a la selva, ahora lo pueden hacer hasta San José y los aviones ahorran una hora de viaje y mucho combustible, lo que les permite hacer más vuelos al día con una mayor rentabilidad, así que nuestro vuelo a San José estuvo ocupado por la tripulación y nosotros (3 pasajeros). Salimos de la forma más habitual: pista 05, ascenso lento para girar, pasar sobre Villavicencio y enfilar hacia San José.
El vuelo a San José tardó aproximadamente una hora y no tuvo nada fuera de lo común, ¡salvo ir en un DC-3 de más de 60 años sobre la selva colombiana!
Después de una hora de no despegarse de la ventana viendo árbol tras árbol, llegamos a San José del Guaviare con un aterrizaje bastante fuerte y que dejó un labio partido (por estar completamente pegado a la ventana al momento de sentar las ruedas )
Después de una hora, la carga de cemento, algunas cajas, 5 nuevos pasajeros y combustible, estaba lista para partir hacia Acaricuara
Una hora y media de vuelo separan a San José del Guaviare de Acaricuara, una comunidad indígena en el departamento del Vaupés que, como muchas, subsiste en gran parte gracias al trabajo de los venerables DC-3 y sus tripulaciones.
El vuelo de ida tomó casi dos horas y a diferencia de las dos primera piernas, éste tuvo bastante turbulencia. Algún "bache de aire" nos hizo saltar a todos unos 50 cm (yo salté de la silla donde dormía al suelo), sumando el sonido de la estructura del avión y las cosas saltando, se tiene un buen susto. Al llegar a San José tuvimos unas horas de "esparcimiento", así que logramos obtener algunas cosas interesantes como acceso a la torre y una corta visita a la cabecera de la pista para experimentar de cerca el despegue de un DC-3 de Air Colombia.
Después de pasar un rato en el aeropuerto tomamos un taxi que nos llevó hasta Granada y de ahí un bus que nos dejó nuevamente en Villavicencio, 4 horas de viaje por tierra desde San josé del Guaviare por una carretera destapada durante la primera hora, pero en excelente estado el resto del camino, con muchísima seguridad y comodidad. Un taxi hizo el último viaje hasta Bogotá. En resumen es una experiencia totalmente recomendada para el amante de la aviación, tenemos la INMENSA ventaja de poder experimentar aún cosas de éste tipo en nuestro país, si bien puede ser un poco costoso, vale la pena totalmente.