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Optimismo frente a la reapertura de fronteras: IATA

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La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA, por sus siglas en inglés) y el Tourism Economics han publicado el pronóstico a largo plazo sobre la recuperación de la demanda de pasajeros tras la crisis del COVID-19.

El análisis muestra que la gente sigue deseando volar tanto a corto plazo como en un futuro más lejano. Para garantizar los beneficios sociales y económicos de la aviación de forma sostenible a medida que esta satisface la demanda a largo plazo, es esencial que los gobiernos intensifiquen su esfuerzo para aumentar la eficiencia de las operaciones e impulsen una transición enérgica y eficaz.

Aspectos destacados del pronóstico:

Hacia 2030 se espera que el número global de pasajeros alcance los 5.600 millones de pasajeros. El dato cae un 7% respecto al pronóstico anterior al COVID-19, una pérdida de 2 a 3 años de crecimiento debido a la pandemia.

Se espera que los viajes aéreos se desaceleren a partir de 2030, en línea con un crecimiento demográfico más débil y en base a la previsión de una liberalización del mercado limitada, que dará como resultado un crecimiento medio anual del 3,2% entre 2019 y 2039 (frente al 3,8% de la previsión de IATA antes de la crisis para ese periodo).

La recuperación del número de pasajeros es ligeramente mayor que la recuperación de la demanda —medida en pasajeros por kilómetro transportados (RPK, por sus siglas en inglés)—, que se espera que crezca un promedio anual del 3% entre 2019 y 2039 dada la fortaleza esperada de algunos mercados domésticos, como el de China, con un gran número de pasajeros y distancias más cortas.

Siempre he sido optimista sobre la aviación. Estamos ante la crisis más grave y profunda de nuestra historia. Pero la rapidez de la vacunación y los avances en las pruebas de diagnóstico nos devolverán la libertad de volar en los próximos meses. Y cuando llegue ese momento, la gente estará deseando viajar. El desafío inmediato es abrir las fronteras, eliminar las medidas de cuarentena y la gestión digital de los certificados de vacunación y pruebas. Y al mismo tiempo, debemos garantizar al mundo que las perspectivas de crecimiento de la aviación a largo plazo están respaldadas por un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad. Ambos desafíos exigen que gobiernos e industria trabajen juntos. La aviación está lista. Pero no veo que los gobiernos se muevan con la suficiente rapidez”, dijo Willie Walsh, director general de IATA.

A corto plazo: reanudación

Las consecuencias de la crisis del COVID-19 seguirán afectándonos en los próximos años, pero todo indica que la gente conservará su necesidad y deseo de viajar:

Estos datos deben poner en alerta a los gobiernos para que estén listos. El sector de los viajes y el turismo es uno de los principales contribuyentes del PIB. El medio de vida de muchas personas está en juego. No podemos retrasar más la reactivación si no queremos agravar los daños económicos y sociales a largo plazo. Los gobiernos pueden facilitar un reinicio seguro con políticas que permitan viajar sin restricciones a las personas vacunadas, y admitir las pruebas de diagnóstico en el caso de aquellas personas que aún no lo están. Además, es necesario que los gobiernos estén preparados para la gestión de los certificados digitales de vacunas y pruebas, lo que garantizará, además de un reinicio seguro, un reinicio eficiente”, añadió Walsh.

Sostenibilidad

La aviación crecerá porque la gente quiere y necesita viajar. Pero debemos ser capaces de satisfacer la demanda de los consumidores de forma sostenible. Estas son las reglas básicas de cualquier negocio. No es ningún secreto que la sostenibilidad es más desafiante para la aviación que para otros sectores que cuentan con un abanico más amplio de alternativas energéticas. Pero podemos lograrlo con el apoyo de los gobiernos a través de una combinación de soluciones”, dijo Walsh.

La aviación se ha comprometido a reducir sus emisiones netas de carbono a la mitad respecto a niveles de 2005 para 2050, y ya cuenta con un buen historial en disociar las emisiones del crecimiento de la demanda por pasajero a la mitad desde 1990 gracias a que cada vez es más eficiente; pero los gobiernos también deben intensificar sus esfuerzos.

Además de las ganancias en eficiencia y de los avances tecnológicos, CORSIA (el primer plan de compensación y reducción de carbono para un sector industria) contribuye a la estabilización de las emisiones de los vuelos internacionales a niveles de 2019. La transición hacia una energía baja en carbono ha comenzado con combustibles de aviación sostenibles que propulsan los vuelos en la actualidad, a los que seguirán los aviones eléctricos y de hidrógeno. Y aún se puede hacer mucho más si incluimos las infraestructuras (aeropuertos y gestión del tráfico aéreo) para operar con máxima eficiencia y emisiones mínimas.

Si trabajamos con los gobiernos, el potencial es inmenso en todas estas áreas. Pero hay muchas posibilidades que se están desaprovechando. En Europa, líder en iniciativas sobre sostenibilidad, ¿por qué seguimos esperando el “Cielo Único Europeo”? Este proyecto podría reducir las emisiones de forma inmediata hasta un 10%. No hay excusa, cuando hace dos décadas o más que tecnológicamente es posible. La asociación con los gobiernos en materia de sostenibilidad debe demostrarse con hechos además de palabras”, dijo Walsh.

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