La aviación engloba tantas actividades y conceptos que entrar a hacer una lista de cada uno de ellos sería una tarea titánica. Pero existe una actividad en particular que se ha venido desarrollando desde hace más de ocho décadas y que en nuestro país ha tomado gran popularidad en los últimos años, especialmente gracias a Internet y a la fotografía digital: el spotting, que no es más que el avistamiento u observación de aeronaves.
La aviación es una pasión que muchos llevan dentro, a veces desde pequeños, que crece a través de los años, pero que en poco más de un siglo ha logrado contagiar a millones de hombres y mujeres que una y otra vez han sentido y vivido la emoción de estar cerca a un avión, de verlo, escuchar sus motores, de disfrutar del vuelo o desarrollar cualquier actividad relacionada con el medio aeronáutico.
Historia del spotting
La actividad de observar aviones puede trazar sus raíces hasta el comienzo mismo de la aviación, cuando los hombres y mujeres de comienzos de siglo se reunían maravillados a observar las incipientes y frágiles máquinas voladoras de los primeros años, fascinados por la proeza de desafiar la gravedad. Sin embargo, el spotting ha evolucionado mucho más lejos que esta sencilla actividad inicial.
El identificar los aviones y llevar un registro de los observados, con sus cambios, características y demás eventualidades relacionadas, que es lo que normalmente hace un spotter, puede tener su origen gracias a la creación del Servicio Metropolitano de Observación (Metropolitan Observation Service) en el Reino Unido. El poder e importancia de la aviación como arma de guerra, quedaron de manifiesto durante la Primera Guerra Mundial (1914 -1918). La isla de Gran Bretaña, que por muchos años se sintió segura gracias a la defensa natural que proveían el Canal de la Mancha, el Mar del Norte y el Océano Atlántico, tuvo que cambiar sus estrategias de defensa debido al peligro que representaba la aviación militar enemiga, cuya tecnología permitió que las aeronaves contaran con la autonomía suficiente para dejar la Europa continental y atacar directamente la isla.
El Servicio Metropolitano de Observación fue creado durante la Primera Guerra Mundial con el fin de servir como fuente de alerta para las poblaciones y unidades militares en Gran Bretaña cuando se aproximara un ataque aéreo, de manera que tuvieran tiempo suficiente de protegerse y de organizar la respectiva acción defensiva. La unidad dejó de existir al finalizar la guerra, sin embargo en 1925 se organizó el Cuerpo Real de Observadores (Royal Observers Corps – ROC) que fue creado como una organización civil voluntaria dependiente de la Real Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force – RAF). Sus miembros, ubicados en puestos de observación estratégicamente situados en la isla, tenían la misión de detectar e identificar con anticipación cualquier avión que se aproximara a ella.
Con el devenir de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945), el ROC fue tomando una mayor importancia, hasta el punto de llegar a contar con más de 700 integrantes totalmente entrenados para identificar los distintos tipos de aviones alemanes que se encontraban operando en la contienda. Dicha misión implicaba la habilidad de reconocer fácilmente las diferencias entre uno y otro avión, distinguir sus marcas y números de identificación y llevar un registro permanente de los movimientos observados.
Foto: Grandes Épocas de la Aviación – Tomo 13, La RAF en la Guerra I, página 54
Al mismo tiempo, otros países europeos y miembros de fuerzas de resistencia en naciones ocupadas por el ejército alemán desarrollaron actividades similares, muchas veces de incógnito o infiltrados dentro de las líneas enemigas, recabando información de inteligencia vital para los planes militares de los aliados. Entre ellos se cuentan el Cuerpo de Observadores en Tierra (Ground Observer Corps) de Estados Unidos, el Cuerpo de Identificación de Aeronaves (Aircraft Identity Corps) de Canadá y el Cuerpo Voluntario de Observadores Aéreos (Volunteer Air Observers Corps) de Australia.
Con el fin de las hostilidades en 1945, los observadores entrenados que durante años se dedicaron a identificar las aeronaves y registrar sus movimientos, continuaron con la misma tarea, pero esta vez los fines dejaban de ser bélicos para pasar a ser recreativos. Aún así el ROC continuó operando hasta 1995.
Durante el transcurso de la Guerra Fría, el fin de defensa originalmente trazado para la actividad del spotting continuó de manera importante en Europa con cuerpos organizados de observadores dedicados a identificar aeronaves pertenecientes a los países firmantes del Pacto de Varsovia. Sin embargo, la mejora en la tecnología de detección temprana e inteligencia militar, así como el reconocimiento aéreo y satelital, fueron haciendo que los observadores, o spotters, dedicaran también su tiempo a seguir los movimientos de la aviación ajena al campo militar.
Concursos en los que los spotters de varios países se reunían para probar sus destrezas al identificar aeronaves, fueron organizados entre los cuerpos de observadores de varias naciones. Al mismo tiempo, la afición pasaba de una generación a otra y las décadas de los 60 y 70 fueron el periodo en el que el spotting adquirió más fuerza a nivel mundial.
Los nuevos spotters llegaron a convertirse casi en parte del escenario de casi cualquier aeródromo o aeropuerto y la posibilidad de tomar fotografías e intercambiar diapositivas con otros spotters del mundo, con el fin de canjear información y estar al día de los distintos movimientos de las aerolíneas y aviones alrededor del globo terráqueo, fue tomando cada vez más fuerza, al punto de llegar a contar con organizaciones y eventos especializados en el tema a los que acudían más y más spotters año tras año.
Es así como la posibilidad de viajar por una región, un país o el mundo entero con el fin de observar, registrar y fotografiar los aviones, se convirtió en una actividad común entre varios entusiastas de la aviación.
Paralelamente al desarrollo de la actividad, las publicaciones y medios especializados fueron tomando forma, documentando y publicando las distintas actividades de los spotters, así como las noticias, eventos y demás actividades relacionadas con la aviación.
Foto: Javier Franco TOPPER
Al final del siglo XX, con la masificación de Internet y las tecnologías de fotografía digital, la actividad tomó mucha más fuerza alrededor del mundo y el spotting se convirtió en un gran hobby de tipo mundial que comenzó a tocar las puertas de muchos aficionados en países con mucha o poca tradición aeronáutica, pero con entusiastas prestos a disfrutar de la pasión por la aviación.
Hoy en día el spotting es una actividad reconocida en varios países del mundo, al punto que el número de organizaciones, publicaciones físicas y digitales, clubes, tours organizados para congregar spotters que viajan por el mundo desarrollando su hobby, festivales aéreos, y material para spotters, han crecido de manera exponencial. Incluso, el spotting y los spotters son reconocidos como parte importante de la seguridad aeroportuaria en algunos países del mundo, con organizaciones de spotters dedicadas no sólo a llevar a cabo su hobby, sino a informar a las autoridades cualquier movimiento o actividad sospechosa, trabajando conjuntamente con los cuerpos de policía en pro de la seguridad.
Características de la actividad
El spotter es aquél amante de la aviación que se dedica a observar y mantener un registro, en ocasiones también fotográfico, de aeronaves de cualquier tipo en distintos aeropuertos del mundo o donde estas se encuentren. Varias ramificaciones podrían desprenderse de esta definición general. Existen entonces los spotters dedicados únicamente a registrar por escrito las matrículas de los aviones que observan, hay quienes solamente toman fotografías, otros dedican todo su tiempo a la aviación militar, mientras que otros hacen lo propio con la aviación comercial. También existen los spotters que indagan en museos aeronáuticos alrededor del mundo y hasta organizan expediciones a sitios de accidentes o donde se sabe que se pueden encontrar los restos de un avión, llegando a conformar lo que se conoce como Arqueología de Aviación.
Foto: Sandro Rota
Sin embargo, el concepto general es básicamente el mismo y los protagonistas también: aviones, aeropuertos y spotters.
Como muchos hobbies en el mundo, el spotting no se desarrolla de igual manera en todos los países. Si bien la actividad es reconocida desde hace muchos años en Europa y ya es muy popular en Estados Unidos y otros países de Asia, existen regulaciones en varias naciones que prohíben tomar fotografías en aeropuertos civiles y principalmente militares, convirtiendo el spotting en una actividad ilegal.
En otros países, si bien no se considera ilegal, la actividad tampoco es muy conocida por las autoridades locales y el número de spotters no es muy nutrido, haciendo que quienes se dedican a ello tengan que sortear todo tipo de obstáculos para poder llevar a cabo su hobby.
Adicionalmente, la adquisición de equipos para hacer spotting también se ha convertido con el tiempo en una parte importante de la actividad. Los cuerpos oficiales de observadores de las primeras épocas hacían uso de sistemas de reconocimiento a veces tan creativos y bizarros como el sheerophone, una gran placa plana que se colocaba sobre la cabeza del observador y que resonaba a medida que las vibraciones producidas por los aviones en aproximación aumentaban.
Foto: Museo Imperial de la Guerra, Londres – Grandes Épocas de la Aviación, Tomo 2, Los Caballeros del Aire II, página 160
Los binoculares, el lápiz y la libreta fueron parte esencial de los primeros spotters, objetos a los que hoy en día se han sumado las cámaras fotográficas con niveles de complejidad que varían desde las más sencillas hasta equipos de alta gama con lentes de gran alcance y precios que pueden superar fácilmente los varios miles de dólares. También el uso de radios scanner de banda aérea (que no son legales en todos los países) y otros aditamentos adicionales como sillas, escaleras para superar obstáculos como rejas o árboles o también para encontrar distintos ángulos para la fotografía o chalecos reflectivos para cumplir regulaciones en aeropuertos en donde es necesario su uso en las áreas operativas, hacen parte de lo que normalmente un spotter llega a tener en su maleta de viaje.
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Foto: Javier Franco TOPPER
Foto: Javier Franco TOPPER
El spotting en Colombia
Nuestro país ha sido un protagonista importante de la aviación en la región desde finales de la década de 1910. Con la llegada de los primeros aviones y luego con la introducción de las primeras líneas aéreas y servicios militares aéreos, la curiosidad y el asombro por observar los aviones se trasladaron también al colombiano que tenía en aquellos días la posibilidad de observar alguno de ellos. En Colombia, como se conoce tradicionalmente, muchas personas pasaron «de la mula al avión», así que la fascinación por el vuelo y las aeronaves ha sido común desde los inicios mismos de la industria aérea en el país.
Sin embargo, las condiciones sociales, económicas, políticas y a nivel internacional de Colombia durante poco más de medio siglo, no permitieron que la aviación estuviera al alcance de todos quienes querían disfrutar de ella. Así mismo, la lejanía de los conflictos mundiales y la falta de una necesidad real de contar con cuerpos de observadores aéreos similares a los implementados en los países europeos, hicieron que en nuestro país el spotting como actividad de defensa nunca se organizara en cuerpos oficiales y como actividad recreativa llegara años después de la Segunda Guerra Mundial.
Fotos: Javier Franco TOPPER
Si bien los amantes de la aviación ya disfrutaban de observar y estar al tanto de los movimientos de los aviones comerciales o militares en Colombia durante aquellos años, no fue sino hasta las décadas de los 60 y 70 cuando el asomo de la globalización comenzó a tocar los hogares colombianos. La posibilidad de algunos amantes de la aviación de conocer de primera mano la actividad en otros países del mundo, así como la masificación de los medios de comunicación y la llegada de más y mejor tecnología, permitieron que poco a poco se fuera desarrollando la actividad, aunque aún tímidamente.
Es evidente que en el imaginario colombiano observar aviones es una parte importante de lo que se puede considerar como una actividad recreativa. Esto queda demostrado con las, muchas veces, imponentes áreas dedicadas a la observación de aeronaves que los arquitectos de los aeropuertos construidos a partir de los años 60 destinaron para quienes deseaban disfrutar de los aviones mucho más cerca. Tristemente, también el temor generado por la violencia y el terrorismo ha hecho que casi un 100% de estos espacios hayan sido clausurados desde la década de los 90, generado una intocable y muchas veces no fundamentada sensación de inseguridad dentro de las autoridades, lo que ha llevado a que con el paso de los años se torne más difícil desarrollar la actividad.
Pero claramente, la llegada del Internet a nuestro país y los años de apertura económica durante la última parte de la década del 80 y principios de la del 90, fueron el detonante de lo que en pocos años se ha convertido en una actividad cada vez más popular entre los amantes de la aviación colombiana.
Hoy en día nuestro país es uno de tantos en la región en donde el spotting es ya un hobby popular entre quienes encuentran una pasión por la aviación. La existencia de comunidades reales y virtuales, la realización de eventos y actividades alrededor del spotting y en general, la proliferación de la actividad principalmente gracias a Internet y las tecnologías digitales, han permitido que en Colombia el spotting y los spotters aumenten cada día más.
Foto: Javier Franco TOPPER
En adición a esto, las particulares características de la aviación comercial y militar de nuestro país, que mezclan en ocasiones lo último en la tecnología con las condiciones agrestes de operación aérea en regiones selváticas y apartadas, han generado desde hace años un interés entre los spotters de otros países en donde dichas condiciones no se presentan.
Año tras año son más los spotters extranjeros que visitan nuestro país con el fin de capturar y registrar los aviones que aquí se ven. Y así mismo, poco a poco son más los spotters colombianos que viajan por el mundo realizando la misma actividad y dando a conocer en otras latitudes del mundo la aviación colombiana.
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Infortunadamente, aún cuando ha aumentado su popularidad, el spotting en Colombia no es totalmente entendido por muchos, especialmente por quienes administran y comandan las empresas y organizaciones relacionadas con la aviación comercial y militar y las entidades encargadas de prestar seguridad. Debido a ello, es frecuente que en nuestro país se prohíba el uso de cámaras fotográficas en o alrededor de aeropuertos argumentando razones de seguridad que terminan vulnerando las intenciones pacíficas de quienes acuden a estos lugares con el único fin de alimentar una pasión personal que no afecta en nada a la sociedad.
Gracias al fortalecimiento de las comunidades de spotters colombianos y a la creciente ola de amantes de la aviación que practican esta actividad en nuestro país, los obstáculos que había que superar con esfuerzo han ido cayendo y si bien aún existe un camino muy largo por recorrer para llegar un punto en el que el spotting sea una actividad reconocida, entendida y aplaudida por quienes están relacionados directa o indirectamente con la industria aérea, hoy en día en Colombia podemos decir que el spotting ha evolucionado y alcanzado un grado importante de madurez, consolidándose como una actividad de recreación sana y como un hobby que se realiza en pro de la aviación nacional.
La actividad del spotting y la fotografía de aviación ayudan además a preservar la historia de las líneas aéreas, los aeropuertos y del país mismo. Es por ello que se le da tanta importancia en países donde la aviación ha tenido una amplia e interesante historia que va ligada íntimamente con el desarrollo mismo del país y de la sociedad. Colombia es uno de esas naciones en donde la aviación ha sido protagonista esencial en el crecimiento nacional durante el siglo XX y las actividades que se desarrollan para mejorar, diversificar y dar a conocer la industria aérea siempre traerán beneficios.
Foto: Javier Franco TOPPER
Es nuestro interés que autoridades, empresarios y líderes del sector aéreo puedan enterarse en qué cosiste la actividad y empezar a generar un punto de cambio para que los spotters colombianos puedan desarrollar la actividad de manera sana, divertida pero sobre todo legal.
A continuación algunos ejemplos fotográficos de lo que puede hacer un spotter, sin embargo es bueno recordar que la actividad no se ciñe exclusivamente a la fotografía.
Foto: Javier Franco TOPPER
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Foto: Javier Franco TOPPER
Foto: Javier Franco TOPPER
Fotos: Pablo Andrés Ortega Chávez
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Foto: Pablo Andrés Ortega Chávez
Gracias a Pablo Ortega, Andrés Ramírez, Jaime Escobar y Andrés Restrepo por sus valiosos comentarios para la redacción de este texto.
Referencias: