Desde mediados del mes de agosto el país vive una delicada situación con motivo del paro agrario que ha afectado principalmente al departamento de Boyacá. Varias de las vías más importantes que comunican este departamento con el resto del país han sido bloqueadas, por lo que muchos pasajeros han tenido que optar por transportarse por vía aérea. El Gobierno Nacional, a través de la Fuerza Aérea, el Ejército Nacional y la aerolínea estatal Satena; unidos a la empresa privada, reavivaron, aunque sea temporalmente, la aviación del departamento con sus aeronaves.
Listados en la Aerocivil aparecen siete aeropuertos en Boyacá: El Espino (EEB) ubicado en el municipio del mismo nombre, Furatena (QPM) ubicado en el municipio de Quipama, Gustavo Rojas Pinilla (GUS) ubicado en Tunja, Muzo (MUZ) ubicado en el municipio del mismo nombre, Juan José Rondón (PIP) ubicado en Paipa, Alberto Lleras Camargo (SOX) ubicado en Firavitoba y sirviendo a Sogamoso, y Velásquez (7GD) ubicado en Puerto Boyacá. De estos, únicamente los aeropuertos en Sogamoso y Paipa tienen actividad aérea regular, sea de aerolíneas comerciales, chárter o escuelas de aviación. En el caso de la capital del departamento, el aeropuerto cuenta con instalaciones sin utilizar y esporádicamente atiende vuelos de transporte de valores o chárter.
La poca demanda de pasajeros ha sido la razón fundamental de que la aviación boyacense no sea la más activa del país. La conexión con el resto del país se realiza principalmente por tierra y los pocos aeropuertos han sido en ocasiones abandonados o subutilizados.
Sin embargo, la situación especial que ha generado el paro agrario, obligó que al menos tres de ellos se reactivaran de manera importante, especialmente en lo que tiene que ver con transporte de pasajeros e insumos médicos.
Los vuelos
El aeropuerto Alberto Lleras Camargo que sirve a Sogamoso, fue uno de los que atendió mayor cantidad de pasajeros, esencialmente porque es el que mejores instalaciones tiene para atender vuelos comerciales. La aerolínea Satena programó varios vuelos tipo chárter entre Bogotá y la población, que fueron atendidos inicialmente en aviones Dornier 328, que fueron cambiados a ATR-42 debido a la alta demanda de pasajeros. Los precios oscilaron entre los $150.000 y $208.000 pesos con impuestos incluidos por trayecto.
Este aeropuerto cuenta con una pista de 1.881 metros de largo por 24 metros de ancho y es el único en el departamento equipado para atender vuelos comerciales regularmente.
El aeropuerto Juan José Rondón de Paipa también sirvió como centro de distribución de pasajeros e insumos hacia la región. Este aeródromo cuenta con una pista de 1.700 metros de largo por 30 de ancho y en él operan regularmente escuelas de aviación en vuelos de instrucción.
Por otro lado, en el aeropuerto de la capital del departamento se vieron regularmente aviones Piper Pa-34 Seneca II y III, Piper Pa-31 Navajo, Cessna T303 Crusader y Cessna 208 Grand Caravan de compañías de vuelos chárter como Laser, Alas, ATG, Viana y Taxaco; que realizaron de 9 a 13 vuelos diarios desde y hacia la ciudad. Las operaciones aéreas se dieron entre 6:00 a.m. y 5:30 p.m.
Este aeropuerto, inaugurado en 1953, cuenta con edificaciones propicias para el servicio comercial de pasajeros que sin embargo y debido a la baja afluencia de pasajeros, no operan regularmente ni están equipadas. La pista tiene una longitud de 1.100 metros por 20 de ancho.
La Fuerza Aérea Colombiana operó con aviones C-130, CASA CN-235, CASA C295, además de un helicóptero Bell UH-1H Huey II con personal médico para el transporte de emergencias de este tipo. Según la institución, desde el inicio de los bloqueos se han volado más de 350 horas y transportado más de 1.300 pasajeros, 30 toneladas de insumos médicos y hospitalarios, y se han realizado más de 18 evacuaciones aeromédicas.
Por su parte, el Ejército Nacional también realizó vuelos con aviones Cessna Caravan y helicópteros Mi-17, a los que se unieron otras aeronaves de la Policía Nacional y de compañías como Vertical de Aviación.
A pesar de estos esfuerzos la situación de desabastecimiento general ha continuado a la espera de las negociaciones entre protestantes y Gobierno Nacional que, de finalizar con éxito, implicarían el retorno a la normalidad y la disminución de las operaciones aéreas en una región que por sus condiciones geográficas y de cercanía con la capital del país, no cuenta con servicios aéreos regulares, pero que indudablemente es un puente de conexión por aire hacia el vasto oriente de Colombia.
Con información de: César Fernando Álvarez Vallejo y Luis Zurita
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