“Hace un momento era mío, ahora es suyo”. Con estas palabras el Capitán Jorge Solano, Presidente de la aerolínea colombiana de carga Aerosucre, entregó formalmente el avión Boeing 727 de matrícula HK-727 al Capitán José Guillermo Pardo, Director y Fundador del Museo Aéreo Fénix de Cali. Este emotivo momento cierra un largo ciclo en la historia de este avión insignia de la aviación colombiana y uno de los más importantes en su historia. Una nueva etapa comienza ahora.
En un vuelo entre el aeropuerto El Dorado de Bogotá y el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón que sirve a Cali, el HK-727 desplegó por última vez sus alas en el cielo colombiano. Se trata de uno de los aviones más representativos para la aviación comercial del país por varias razones.
Durante 49 años el HK-727 voló en Colombia, transportó pasajeros, transportó carga, y ahora servirá para transportar y hacer cumplir sueños a muchas generaciones por venir.
El último vuelo
El 28 de marzo de 2015, pasadas las 8:30 hora local, el avión despegó por la pista 13R del aeropuerto El Dorado. Con el tren arriba y actitud de ascenso, hizo un último saludo a los trabajadores de la aerolínea alabeando los planos. Le esperaban las últimas millas de recorrido de su vida operativa de vuelo; el último crucero. En los comandos estaban el Capitán Jaime Forero, el Capitán Camilo Mendoza y el Ingeniero de Vuelo Guillermo Casalins.
Al llegar al sector del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón la aeronave saludó elegantemente a quienes la esperaban ansiosamente. Una primera pasada de sur a norte por sobre la pista, y a una altura de 10 pies sobre el terreno, marcaría el inicio de una emocionante mañana. Aparecería nuevamente volando bajo de norte a sur, despidiéndose otra vez con el alabeo de sus planos.
Tocó tierra por última vez en la pista 01 del aeropuerto, cerrando uno de los ciclos de vida de un avión más importantes de la aviación comercial en Colombia. Se dirigió por sus propios medios hasta la entrada de las instalaciones del Aeroclub del Pacífico, donde tiene su asiento también el Museo Aéreo Fénix. Vítores, aplausos, y el tradicional arco de agua ofrecido por los bomberos de la estación aérea, recibieron a este verdadero clásico colombiano.
“Esto es un privilegio que pocos aviones tienen. De los miles que se construyen, normalmente los pican y se convierten en materia prima para otras cosas. Nosotros también somos privilegiados de tenerlo”, comentó el Capitán Pardo en la ceremonia de recibimiento.
La donación
La idea nació cuando el Capitán Jorge Solano, visitó las instalaciones del Museo Aéreo Fénix. Un pequeño modelo a escala de un 727 en colores de la aerolínea sería uno de los detonantes que llevarían a una promesa hecha al director del museo: la donación del HK-727.
Ocho meses después, cumpliendo con lo prometido, el avión llegó a la que será su última morada. Desde cuando fue incluido en el registro aeronáutico colombiano en 1966, el HK-727 adoptó esta nacionalidad y nunca la dejó. Un avión que durante toda su existencia voló con matrícula colombiana, con tripulaciones colombianas y en aerolíneas colombianas. El estatus de nacionalización de la documentación de la aeronave permitió que su donación fuera un proceso más sencillo.
En este también fue vital la colaboración del Capitán Eduardo Mondragón, piloto activo de Boeing 737 en Aerosucre; además de Ricardo Alberto Lenis, Gerente de Aerocali, del Capitán Antonio Briceño, Presidente de la Escuela de Aviación del Pacífico; de Antonio Silva, Jefe de Operaciones de Aerocali; del Capitán Pablo Guerrero, Presidente del Aeroclub del Pacífico; del Capitán Jorge Iván Delgado, Presidente de la Patrulla Aérea del Pacífico; de Estella Lloreda de Pardo, Cofundadora del Museo Aéreo Fénix; y de un amplio grupo de colaboradores, tanto del Museo, como de Aerosucre.
Por supuesto, la visión del Capitán Jorge Solano Recio fue fundamental para este logro. Las lágrimas en su rostro y la voz entrecortada al momento de entregar el avión, son un signo del valor que representa el HK-727, no sólo para Aerosucre y él mismo, sino para todos en la aviación en Colombia. “Para mí hoy es un día muy placentero”, comentó, añadiendo luego: “Hoy estoy aquí ante todos ustedes trayendo el Boeing 727 insignia, no solo de Colombia, sino de la fábrica”.
A su turno, el Capitán Pardo dijo: “Estoy muy conmovido porque sé lo que representan las lágrimas del Capitán Solano, que nos demuestran que el amor por la aviación es una verdadera pasión”, y agregó: “Capitán, esté seguro que el avión queda en las mejores manos”.
Ahora el Museo Aéreo Fénix y la Escuela de Aviación del Pacífico contarán con un avión que servirá como representante de una época de la aviación colombiana, pero además como plataforma de enseñanza. Esta donación también significa un apoyo a la preparación de personal aeronáutico en el país. El Capitán Solano recalcó la importancia de este hecho, destacando que ahora los estudiantes de distintas ramas de la aviación tendrán una aeronave real en la cual continuar su preparación académica.
También recalcó a los estudiantes de aviación presentes en el acto de entrega, que recuerden sentirse orgullosos de su profesión. Solano, con varias décadas de experiencia de vuelo, recordó los inicios de su carrera y destacó que no se reconoce a sí mismo como piloto, sino como aviador.
A bordo del avión también llegaron dos motores donados por la compañía. Uno de ellos será exhibido en las instalaciones del Museo Aéreo Fénix, mientras que el otro servirá para la instrucción y preparación de mecánicos de aviación.
El Capitán José Guillermo Pardo destacó que esta es la forma adecuada de hacer la donación de un avión. Es positivo cuando una aeronave que cumple su ciclo operacional es trasladado a un museo por tierra, sin embargo el escenario ideal es aquel en el que la aeronave cumpla su último vuelo hacia el destino donde será preservado, tal y como ocurrió con el HK-727. Y además, con la espectacularidad de sus últimos pasos rasantes sobre la pista del aeropuerto.
El avión
Esta máquina fue construida en 1966 por Boeing con el número de serie 19127/243. Se trató del primer avión Boeing 727 entregado directamente por el fabricante a la aerolínea Avianca, y también del primer Boeing 727 en operar con una compañía aérea nacional. Curiosamente recibió la matrícula HK-727, una coincidencia que pocas veces se ha presentado en la aviación comercial.
El fabricante estadounidense tiene una lista de referencia para cada uno de sus clientes, a los que codifica a través de una secuencia numérica o alfa numérica. En el caso de Avianca, este código es el 59, por lo que todos los aviones entregados de fábrica por Boeing a Avianca tendrán este número. Así, el HK-727 es un Boeing 727-059, lo que lo clasifica también como un 727-100.
Con Avianca fue el primero de la flota de los “Próceres”, una serie de aeronaves Boeing 727 que fueron llamados en honor a próceres de la independencia de Colombia. El HK-727 recibió el nombre de “Fernández Madrid”, recordando a José Luis Álvaro Alvino Fernández Madrid y Fernández De Castro, nacido en Cartagena en 1789 y fallecido en Londres en 1830.
Las directivas de Avianca recibirían el avión el 26 de marzo de 1966. 10 días antes había realizado su primer vuelo luego de salir de la línea de producción. Sería el primero de la larga sucesión de aviones Boeing 727 que integrarían la flota de Avianca y otras compañías nacionales.
El Boeing 727 se convirtió en la espina dorsal del tráfico aéreo comercial de pasajeros en el país desde la década de los 60 y hasta los años 90. Este avión contó con varios colores corporativos durante su paso con Avianca, primero con el blanco y azul de la década del 60, pasando por el primer esquema de rojo de los 70, recibiendo luego la reconocida curva rojiblanca de los 80, e incluso los colores de la aerolínea SAM, donde también sirvió por algún tiempo.
Precisamente en los 90 Avianca retiraría toda su flota de 727. El que fue llamado “Fernández Madrid” pasó a ser parte de la compañía de carga Aerosucre. En 1990 técnicos colombianos de esta aerolínea, con asesoría especializada la compañía Aeronautical Engineering de los Estados Unidos, realizarían en Barranquilla la conversión completa a avión de carga.
A partir de ese momento su función principal cambió y comenzaría su segunda etapa de vida. Muchos vuelos nacionales e internacionales llevaron al HK-727 a trabajar arduamente llevando toda clase de cargas y dando su aporte al bienestar económico del país.
Con Aerosucre tuvo varios colores corporativos. Tal vez el más llamativo fue aquél de fuselaje completamente blanco con los títulos “Aerosucre” y una imagen de pulgar arriba pintada en el timón de dirección.
La compañía, con 45 años de operación ininterrumpida, lo mantuvo en su flota alcanzando 22.000 horas con ella, y llegando al final de su vida en el aire luego de cumplir más de 75.000 horas de vuelo en total.
El legado
Además de ser pieza clave en la historia de la aviación comercial del país, el HK-727 llamó la atención de muchos protagonistas extranjeros durante su última etapa, y que incluyeron a su fabricante Boeing.
Precisamente la compañía estadounidense se interesó en el HK-727 por su longevidad, estado de conservación y operación. No se trata solo de un avión, se trata también de un ejemplo de fortaleza estructural, capacidad de diseño y desempeño.
Verlo volar era un placer para todos los entusiastas y, a pesar de que sus tres motores Pratt & Whitney Canada JT8D-7 producían altos niveles de ruido, de seguro siempre causaba un especial interés cuando despegaba o aterrizaba en algún aeropuerto.
La tercera etapa de este veterano del aire se inicia ahora en el Museo y como pieza clave en un proyecto más grande que contempla esta institución. A través del apoyo de Aerocali, concesionario del aeropuerto, el avión se instalará inicialmente al aire libre en una zona adyacente al Aeroclub del Pacífico. La intención es que sirva como punto de apoyo para la consecución de un mayor terreno que permita la expansión del Museo.
Pero además se busca que la Aeronáutica Civil también haga su aporte con el fin de erigir el Museo Aeronáutico Colombiano, una institución que conserve más aeronaves en instalaciones adecuadas y cubiertas. En el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón hay terrenos de cerca de 40.000 metros cuadrados y hangares que están en la mira de las directivas del Museo.
Allí reposarían más máquinas, en un esfuerzo loable de carácter privado que ha logrado alcanzar un alto nivel de calidad y representatividad histórica para la aviación colombiana. ¿Y cuáles otros llegarían?, por lo pronto quedan las conversaciones entre el Capitán Solano y el Capitán Pardo sobre el futuro del Boeing 737 de matrícula HK-5026 que actualmente vuela para Aerosucre. Un apretón de manos queda en el aire para el futuro de este avión una vez cumpla su ciclo vital.
Agradecemos a las directivas de Aerosucre y del Museo Aéreo Fénix por el apoyo prestado.
Galería fotográfica
A continuación les presentamos una serie de imágenes de lo que fue el último vuelo del HK-727 y la ceremonia de recibimiento en el Museo Aéreo Fénix. (Fotos: Javier Franco “Topper”, salvo indicado)
El HK-727 antes de salir de Bogotá en su último vuelo.
Las ruedas que se transportaron serán las que se le instalarán al avión una vez sea ubicado en su nueva morada. Atrás, los motores que también fueron donados.
Personal de Aerosucre en Bogotá despide al avión.
El HK-727 llega al Museo Aéreo Fénix. (Imagen: Capitán Óscar Gallo “Gallo de las nubes”)
Directivas de Aerosucre,del Museo Aéreo Fénix, del Aeroclub del Pacífico y de la Escuela de Aviación del Pacífico.
Capitán Jorge Solano.
Los capitanes Jorge Solano y José Guillermo Pardo bautizan ceremonialmente el avión.
De izquierda a derecha: Capitán José Guillermo Pardo, Director y Fundador del Museo Aéreo Fénix; Capitán Jorge Solano, Presidente de Aerosucre y Capitán Antonio Briceño, Presidente de la Escuela de Aviación del Pacífico. Entrega de la placa de reconocimiento a Aerosucre.
Personal del Museo Aéreo Fénix aplica el logo de la institución sobre el avión.
El HK-727 recién salido de fábrica en 1966. (Foto: Boeing)
Directivas de Avianca reciben el HK-727. (Foto: Avianca, vía Jaime Escobar)
El HK-727 a su llegada a El Dorado proveniente de los Estados Unidos. (Foto: Avianca, vía Jaime Escobar)
El HK-727 sobrevolando la Sabana de Bogotá en la década de los 70. (Foto: Movifoto)
El 11 de mayo de 1978 el HK-727 fue víctima de un secuestro aéreo. (Foto vía: Andrés Restrepo)
Esquema especial de colores adoptado por Aerosucre en el HK-727.
Una de las últimas pasadas bajas del HK-727 antes de su último aterrizaje. (Foto: Andrés Restrepo)
(Foto: Andrés Restrepo)
(Foto: Andrés Restrepo)