Muchos operadores están proporcionando transporte médico de emergencia para pacientes gravemente enfermos, mientras que otros están apoyando a las autoridades con el transporte de profesionales de la salud y kits de pruebas. También hay quienes han desempeñado un papel decisivo en la distribución de alimentos y medicamentos a las comunidades más vulnerables y aisladas. Lo que todos ellos tienen en común es su compromiso inquebrantable de apoyar a sus conciudadanos durante un período difícil y desafiante.
La rutina diaria de la Coordinación de Operaciones Aéreas COA en Río de Janeiro se ha visto enormemente afectada por la crisis. Antes del brote, las operaciones del COA solían implicar el transporte del gobernador y sus colaboradores cercanos. Con la llegada de la pandemia, el equipo ahora apoya al Departamento de Bomberos Militares del Estado para llevar a cabo el transporte interhospitalario de los pacientes con COVID-19 en su helicóptero H135.
Para aislar a un paciente dentro de la cabina del H135, el COA utiliza una camilla con una cubierta protectora que protege eficientemente a la tripulación y al equipo médico. El dispositivo también contribuye a reducir el tiempo de desinfección de la aeronave entre misiones.
A unos 1.200 km al sur de Río de Janeiro, en el estado brasileño de Paraná, el Batallón de Operaciones Aéreas de la Policía Militar del Estado (BPMOA) también ha adoptado nuevos protocolos para proteger a las tripulaciones de su flota de H130, que localmente reciben el nombre de Falcões (halcones).
Normalmente, la BPMOA lleva a cabo una gran variedad de misiones como la evacuación médica, la búsqueda y el rescate, misiones policiales y la lucha contra los incendios. Sin embargo, en los últimos meses toda su flota de helicópteros ha sido asignada para apoyar al Departamento de Salud del Estado con el transporte de prueba de detección de COVID-19 y de vacunas contra el H1N1 a los 399 municipios del estado, que abarca 199.299 km2.
Cubrir un territorio tan extenso con la urgencia que impone la crisis ha sido un reto para la tripulación, que también ha tenido que adaptar la cabina de la aeronave rápidamente para hacer frente a nuevas misiones. Al quitar todos los asientos, se revela una amplia cabina que permite la transformación del helicóptero normalmente usado para el transporte de pasajeros, a un helicóptero de carga.
En Chile, la Aviación Naval participa en los esfuerzos del país para combatir el COVID-19 con sus flotas de Super Puma AS332L, Dauphin AS365 y BO105. Tras la crisis sanitaria, han ampliado sus operaciones, dedicadas principalmente a misiones de búsqueda y rescate y de evacuación médica, para incluir también vuelos de patrulla y el transporte de personal y equipo médico.
A principios de abril, la tripulación del helicóptero AS365 transportó a dos trabajadores de la salud de la región más meridional de Magallanes a Puerto Edén, una de las aldeas más aisladas de Chile, en la isla Wellington, cerca de la Antártida, con el fin de examinar la población y aislar cualquier caso potencial.
En julio, fue un BO105 de la Marina, que voló a la ciudad más meridional del mundo, Puerto Williams, en la región antártica de Chile, para ofrecer a la población local exámenes médicos e instrucciones para protegerse del COVID-19.
Como en muchos otros países, las autoridades sanitarias chilenas se esfuerzan por evitar la sobresaturación de los hospitales en las zonas metropolitanas de alta densidad como en Santiago. En consecuencia, la Prefectura Aérea de Carabineros, la policía chilena, ha estado realizando muy activamente traslados interhospitalarios con sus helicópteros EC135.
Una de estas misiones tuvo lugar en mayo, cuando se llamó a Carabineros para el traslado de un paciente del hospital Luis Tisné de la capital Santiago a un hospital de la ciudad de Talca, en la región del Maule. Lo que sería un recorrido de tres horas por tierra se convierte en un vuelo de una hora.
Para realizar estas delicadas operaciones, Carabineros ha entrenado a sus equipos de helicópteros en el manejo de los dispositivos de aislamiento del paciente (PID), que son una forma efectiva de contener el entorno del paciente y así reducir el riesgo de contaminación. También se han implementado protocolos muy estrictos para preservar la salud de la tripulación y de los pasajeros, como el equipo de protección personal (PPE) completo y la descontaminación reforzada de la cabina.
La crisis sanitaria también ha afectado gravemente al negocio de muchos operadores comerciales de helicópteros. Algunos de ellos, como Ecocopter Ecuador y Rent a’ Kopter en Panamá, se han adaptado a la situación y han reorientado su actividad hacia el apoyo de proyectos de solidaridad en sus respectivos países.
Ecocopter Ecuador ha colaborado con la Fundación Cecilia Rivadeneira, con sede en Quito, para transportar alimentos, termómetros, máscaras y otros equipos de protección personal a las comunidades vulnerables de la ciudad andina de Ambato y otras ciudades del norte del país.
Con sede en la ciudad de Panamá, la principal operación de Rent a’ Kopter es el transporte de pasajeros por negocios o por placer, pero las medidas restrictivas puestas en marcha por las autoridades para detener la propagación del virus han frenado sus actividades. A la luz de las
condiciones actuales, la empresa ha puesto sus helicópteros H125 y H130 a disposición del gobierno panameño y ha participado activamente en el “Plan Panamá Solidario”, en apoyo de las comunidades más desfavorecidas del país entregando suministros esenciales y volando más de 80 horas para llegar a pueblos lejanos.
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