Nacido originalmente como Museo Nacional del Transporte en 1998, la institución buscaba reunir, preservar y dar a conocer objetos y material relacionado con el desarrollo histórico de los distintos sistemas de transporte en Colombia. De ahí que en sus instalaciones se conservan bicicletas, motocicletas, automóviles, camiones, locomotoras y memorabilia relacionada con el transporte marítimo.
Sin embargo, luego de una reestructuración interna, nació para el país y el mundo en abril de 2010 el Museo Aéreo Fénix, apelando a la tradicional leyenda del ave mitológica que renace de sus cenizas para emprender vuelo. Y así como el ave, el Museo surge con un renovado aire para continuar prestando sus servicios al público general, esta vez con un especial énfasis en la aviación.
Es así como en sus instalaciones, y gracias a un arduo y destacable trabajo de sus directivas, dirigidas por el Capitán José Guillermo Pardo y colaboradores, hoy en día cuenta con más de media docena de aeronaves preservadas, a las que se unen motores de aviación, indumentaria y objetos relacionados con la historia de la industria, más una impresionante colección de modelos a escala que se destacan por sus detalles y alta calidad.
Las aeronaves están encabezadas por el casi omnipresente Douglas DC-3 (C-47 en su versión militar). Este gran avión, que se convirtió en una especia de espina dorsal de la aviación comercial durante buena parte del silo XX, y que hoy en día continúa volando en muchas regiones del mundo, es sin duda un casi obligado en todos los museos de aviación y, en el caso del museo valluno, el avión exhibido es un Douclas C-47B-11-DK con número de construcción 26343 y que operó mayormente en Brasil con la aerolínea VASP, antes de llegar a Colombia y volar con Sadelca, realizando su último periplo hasta el aeropuerto donde está el museo en 1998.
Alrededor del DC-3 están otros objetos en una exposición donde se mezclan motores Jacobs, Pratt & Whitney y Continental; hélices; motores a reacción en corte transversal; equipos de vuelo de combate de distintos países y épocas, que incluyen a la Fuerza Aérea Colombiana, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y la Fuerza Aérea Soviética; una báscula alemana de aeropuerto marca Toledo usada en el antiguo aeródromo de Calipuerto desde la década de los 50 hasta 1971; hélices y placas conmemorativas, como la instalada por la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali el 25 de julio de 1971 en honor a Ferruccio Guicciardi, primer aviador que sobrevoló el Valle del Cauca el 21 de abril de 1921 a bordo del Telégrafo 1; entre varios otros objetos.
Otro costado de las instalaciones reúne la otra parte de la colección, compuesta por aeronaves civiles y militares de distintas épocas, y que incluyen: un Bell UH-1H antiguamente operado por la FAC, un raro autogiro Air & Space 18A, uno de los pocos aviones anfibios en Colombia: LA-4-200 Lake Bucanneer, un Cessna 195, un Beech C-45, un Piper Pa-23 Aztec, uno de los biplanos Stearman PT-17 que se encuentran en condición de vuelo en Colombia, y un North American SNJ-5 Texan que hizo parte de la extensa flota de 100 aviones de este tipo que operó la FAC, y que luego de su vida militar pasó al servicio civil. Otras aeronaves con que también cuenta el Museo son: un Antonov An-2, un Cessna A-37 de la FAC y un Cessna 140, el avión matriculado en Colombia más antiguo que existe todavía.
Mención especial merecen además dos ultralivianos: un Zenair CH 701 ensamblado en Colombia en Agrocópteros por Máximo Tedesco, y un Pterodactyl Ascender II+2, que realmente es un ala volante de diseño estadounidense. Ambas aeronaves cuelgan por sobre el área de exhibición, acompañadas de modelos a escala colgados también en actitud de vuelo y que adornan todo el espacio.
También colgando se encuentra una réplica del Wright Flyer 1903 construido por los hermanos Wright y utilizado en los primeros famosos vuelos del 17 de diciembre de ese año. Con motivo del centenario de ese primer vuelo, el Aeroclub del Pacífico obtuvo los planos originales del aparato, cedidos por el Instituto Smithsoniano de Washington. La réplica exhibida se construyó con cedro Caquetá en un trabajo artesanal en varias de sus partes que también incluye una réplica exacta del motor original de 4 cilindros y 12 caballos de fuerza. El trabajo de tallar las hélices tomó 20 días y la terminación completa del modelo implicó 18 meses de trabajo a un equipo encabezado por Luis E. González (motor) y el Ingeniero Gustavo Vásquez (estructura del avión).
La segunda parte de la colección la constituye el impresionante número de modelos a escala exhibidos. Todo el segundo piso de la edificación está ocupado por filas y filas de vitrinas que muestran toda clase de aeronaves y vehículos. Esta colección constituye un ejemplo casi único en el mundo, no solo por la cantidad, sino por la calidad de sus detalles, ya que además se pueden apreciar dioramas de gran tamaño expuestos en grandes vitrinas de vidrio. Junto a ellos, varios objetos históricos relacionados con la aerolínea SCADTA, antecesora de Avianca, entre los que se cuentan una parte del avión DeHavilland Gipsy Moth llamado “Garza” que el 15 de febrero de 1930 se accidentó sobre el techo del colegio Santa Librada en el centro de Cali. La señora Manuelita Borrero de Pardo recuperó la insignia de tela del avión con el logo de la aerolínea, y que ahora es exhibida en el Museo.
Finalmente, las dos enormes maquetas de aeropuerto a escala que juntas reúnen cerca de 600 aeronaves, hacen que el visitante centre su mirada por largo rato en cualquiera de los cientos y pequeños modelos. Una de ellas, a escala 1/400, es la más grande de su tipo en el mundo. Junto a las maquetas, una colección de cubiertos de distintas aerolíneas, reunida recientemente y que crece poco a poco.
El visitante también puede disfrutar de la maqueta ferroviaria más grande del mundo y otra suerte de objetos relacionados con el transporte; todo en un ambiente de grata atención por parte del personal dispuesto a colaborar con gusto a todos los amantes de la aviación que se acercan.
Claramente una parada obligada para el entusiasta aeronáutico colombiano y mundial.
Douglas C-47, HK-3993-P.
Interior del C-47.
Bell UH-1H de la Fuerza Aérea Colombiana.
North American SNJ-5 Texan, HK-2049-P (c/n: 88-16469), antiguo FAC777.
Interior del SNJ-5 Texan.
Cessna 195A, HK-273-P (c/n: 7753).
Beech C-45H, HK-1086-G (c/n: 52-10811).
Piper Pa-23-250 Aztec, HK-2911-X (c/n: 27-3086).
Stearman PT-17, HK-3242-P (c/n: 758717).
Lake La-4-200 Bucanneer, HK-3950-P (c/n: 544).
Air & Space 18A, N6132S.
Pterodactyl Ascender II+2
Zenair CH 701.
Cessna 140A, HK-41P (c/n: 15465). Es el avión con el registro civil más antiguo todavía existente en Colombia.
Antonov An-2T, HK-4049 (c/n: 1G24022).
Cessna OA-37B Dragonfly, FAC2163 (c/n: 43079) de la FAC.
Panorámica de las instalaciones del Museo.
Réplica del Wright Flyer 1903.
Detalle de la réplica del Wright Flyer 1903.
Motores de aviación: Pratt & Whitney R-1340, Continental R-670-5, Jacobs R-755, corte transversal de un motor turbohélice, Pratt & Whtinet R-985 Wasp Junior y Continental IO-360.
Exhibición de uniformes de combate, de izquierda a derecha: Fuerza Aérea Colombiana, Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Fuerza Aérea Soviética.
Báscula marca Toledo modelo 8800 “Lilipop” con capacidad de 300 kg.
Parte de las vitrinas de modelos a escala.
Parte de las vitrinas de modelos a escala.
Modelos a escala de Curtiss Falcon y Curtiss Hawk.
Diorama representando un aeródromo del Cuerpo Aéreo de los Estados Unidos en el teatro bélico del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundlal.
Diorama representando un aeródromo del Cuerpo Aéreo de los Estados Unidos en el teatro bélico europeo durante la Segunda Guerra Mundlal.
Modelo a escala del avión DeHavilland Gipsy Moth “Garza” de SCADTA, accidentado en Cali en 1930. Debajo de él, insignia original del avión.
Maqueta de aeropuerto a escala 1/400.
Maqueta de aeropuerto a escala 1/400.
Maqueta de aeropuerto a escala 1/400.
Maqueta de aeropuerto a escala 1/400.
Maqueta de aeropuerto.
Aviones presentes en la maqueta ferroviaria.