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Historia de la Aviación del Ejército de Colombia

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Escudo de la DAAVA

La Aviación del Ejército de Colombia ha dividido su historia en varias etapas que se diferencian unas de otras por sus condiciones normativas, tamaño del arma y organización. Desde 1919 han sido cinco los períodos recorridos por esta rama del Ejército. Aquí relatamos los hechos más significativos de la historia de la Aviación del Ejército de Colombia.

La aviación militar tuvo sus albores en el año 1916, cuando el Gobierno Nacional, encabezado por el presidente José Vicente Concha, envió a la Europa inmersa en la Primera Guerra Mundial, a un grupo de militares con el fin que conocieran de primera mano los últimos adelantos en tecnología, y que incluían en aquél momento la aviación. Con base en estudios y recomendaciones, finalmente el 31 de diciembre de 1919 se firmó la Ley 126 de aquel año que ordenaba la creación de la Escuela Militar de Aviación como parte integral del Ejército Nacional, siendo de éste su quinta arma.

A partir de entonces se comienza a gestar la historia de la Aviación del Ejército durante esta primera etapa, que termina en 1944 en un devenir paralelo a la historia de la Fuerza Aérea Colombiana. Los primeros años fueron de muchas complicaciones. Los esfuerzos llevados a cabo en Flandes, donde se instaló la Escuela Militar de Aviación, se vieron truncados en 1922 cuando el estado colombiano cerró la escuela por la situación económica del país.

No sería hasta 1925 cuando nuevamente se reiniciarían las operaciones. Para aquél entonces ya se habían establecido las normas relativas al arma de aviación, que incluían el Decreto 2127 de 1920, que estableció la Sección de Aviación como dependencia del Ministerio de Guerra, en lugar de la Quinta Arma del Ejército.

Los oficiales y suboficiales adscritos a la aviación militar provenían inicialmente de otras armas y su alma mater eran las escuelas de formación del Ejército. Para la década del 20 el desarrollo fue lento y poco a poco se iban preparando los pilotos militares con el apoyo de misiones extranjeras.

Llegada la década del 30, el conflicto con Perú obligó al país a fortalecerse militarmente, siendo el arma de aviación una de las más beneficiadas. Gracias a la inyección de capital, al apoyo estatal y de la ciudadanía, finalizado el conflicto Colombia contaba con un arma de aviación de importantes características en cuanto a tamaño, tipo de aeronaves, infraestructura y experiencia de su personal. Para aquel entonces el Decreto 2065 de 1932 transformó nuevamente la aviación militar, constituyéndose el Departamento 8 del Ministerio de Guerra, denominado División General de Aviación Militar Nacional.

Las lecciones dejadas por la guerra permitieron que el desarrollo se mantuviera y entrando en la década del 40, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la aviación militar colombiana vería un nuevo impulso a raíz del apoyo de los gobiernos aliados, en especial del de los Estados Unidos, como parte de los esfuerzos de contener posibles filtraciones y ataques por parte de los países del eje. Para 1942 se separarían la aviación civil de la militar y dos años después se daría un nuevo paso en esta historia con la Ley 102 del 31 de diciembre de 1944, que separaba finalmente la aviación militar del Ejército, constituyéndose la Fuerza Aérea Colombiana como institución independiente y cerrando así la primera etapa.

10 años después y bajo el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla, se establecen objetivos a favor de la estrategia militar del país, que incluyeron la construcción del fuerte de Tolemaida y la adquisición de varios helicópteros que fueron asignados inicialmente al Ejército, donde se iniciaría el primer curso de ala rotatoria en 1954. Sin embargo estas aeronaves fueron entregadas finalmente a la fuerza aérea para su operación.

Durante las siguientes décadas la Aviación del Ejército estaría completamente desactivada, a pesar de algunos esfuerzos por revivirla. El más importante de ellos llegaría en 1982, cuando se seleccionan un grupo de oficiales y suboficiales para desarrollar sus cursos de piloto de ala fija y técnicos de mantenimiento que, una vez graduados, se convertirían en personal autónomo del Ejército. A pesar de haber iniciado sus cursos, el Comando del Ejército ordenó desactivar el programa. Con esto se cierra la segunda etapa.

La tercera iniciaría en 1984 y culminaría en 1995. Durante estos años el Ejército recibió de parte del Consejo Nacional de Estupefacientes sus primeras aeronaves: Rockwell Turbo Commander 695, Cessna 421 y Piper Seneca III, con los que daría forma al Destacamento de Aviación del Ejército DAE. En esta época las aeronaves y sus tripulaciones de aire y tierra, cumplirían funciones de transporte y enlace dentro de las misiones del Ejército Nacional.

Este tímido esfuerzo ya más concreto, daría paso a la reactivación final de la Quinta Arma del Ejército a través del Decreto 1422 del 25 de agosto de 1995. Aquí iniciaría la cuarta etapa que vería un importante renacer con la adquisición de nuevos equipos, crecimiento sostenido y acumulación de experiencias.

Buena parte del material volante del Ejército llegaría a través del Plan Colombia que, unido a la inversión gubernamental, lo dotaría con una flota de helicópteros de importantes proporciones, compuesta por aeronaves Bell UH-1H, Sikorsky UH-60L Black Hawk y MiL Mi-17. También se construirían nuevas bases, la más importante de ellas en Tolemaida, donde tiene asiento el Campo Aéreo General Gustavo Rojas Pinilla, la más importante unidad de la Aviación del Ejército.

La entonces Brigada de Aviación del Ejército iría creciendo con la activación del Batallón Aerotáctico en 1997, que se convertiría posteriormente en el Batallón de Helicópteros. Para el mismo año nace el Batallón de Transporte Aéreo, lo que permitiría a la Aviación del Ejército crecer en equipo aéreo.

Con las necesidades planteadas por el conflicto interno y la erradicación de cultivos ilícitos, se irían creando nuevas unidades, entre ellas la Brigada Contra el Narcotráfico, que operaría helicópteros Bell UH-1N, Huey II y Kaman K-max. En el año 2003 se crea la Escuela de Aviación del Ejército con sede en la base de Tolemaida y en el 2004 se desactiva el Batallón de Transporte Aéreo y se activa el Batallón de Aviación Número 1.

La quinta y última etapa de esta historia comienza en el año 2007, cuando las continuas experiencias y necesidades convergieron en la actual División de Aviación Asalto Aéreo DAAVA del Ejército, que reúne a todas las unidades menores, personal y equipos del arma.

Es así como hoy la Aviación del Ejército cuenta con una la flota de helicópteros más numerosa de la región, siendo la cuarta mayor operadora del Black Hawk en el mundo. En total son más de un centenar de aeronaves dispuestas a lo largo y ancho del territorio, especializadas en roles como el apoyo a tropas de superficie, asalto aéreo, transporte medicalizado, transporte de tropas, enlace e inteligencia, y que también incluyen la puesta en operación de aeronaves no tripuladas.

En su organización la DAAVA cuenta con:

Brigada 25 de Aviación

Brigada 32 de Aviación

Brigada Especial Contra el Narcotráfico

Brigada de Fuerzas Especiales

Brigada de Operaciones Especiales de Aviación BAOEA

Las aeronaves, personal y especialidades, están distribuidas en cinco bases importantes, con destacamentos a otras unidades militares de menor tamaño en otras partes de país y que se ubican allí dependiendo de las necesidades de la misión.

Campo Aéreo General Gustavo Rojas Pinilla (Tolemaida)

Campo Aéreo de El Dorado (Bogotá)

Base de Larandia

Base de San José del Guaviare

Base de Tumaco

Fuentes:
Ejército Nacional
Scramble

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